Primero, Paiz recalcó que los regímenes de trabajo son un tanto diferentes respecto de la citricultura. “Los trabajadores están acostumbrados a trabajar ochos horas; después de las ocho horas, horas extras; el sábado después de las 13 hs. trabajan al 100 %, que por ahí no se lo respetan”. En cambio, en el arándano, la jornada es un poco más extensa. “Las empresas los han hecho trabajar nueve o diez horas con jornal normal, y aparte el día sábado el jornal es normal”, señaló.
El inconveniente más común son las liquidaciones salariales. “Por ahí le restan días; con cuatro horas deberían pagarle medio jornal y le pagan horas simples; trabajan seis, siete horas y les pagan mucho menos: siempre le están faltando los jornales en las quincenas”, indicó Paiz.
En muchas ocasiones, a los trabajadores les hacen tomar agua caliente que se encuentra bajo el sol; en otras deben caminar cerca de 2.000 metros para llegar hasta un baño químico o para refrescarse en una canilla. “A veces no hay baños”, expresó el secretario gremial. Las condiciones se agravan en plena temporada -noviembre y principios de diciembre- por la altas temperaturas que anuncian la llegada del verano.
Sin perjuicio de lo anterior, otra dificultad adicional que suelen encontrarse es un trato discriminatorio de parte de los capataces, tanto de las empresas de servicios que los emplean como de los propietarios de las quintas. “Les dicen que ‘si no les gustan que se vayan’; merecen un poco de respeto”, señaló Paiz.
Los inconvenientes no se terminan cuando los cosecheros terminan su labor diaria. “Por ahí los dejan en la quinta hasta última hora”, dijo Paiz. Además, muchos colectivos no están en el mejor estado. “Muchas veces se pone en riesgo la vida de los trabajadores como del chofer”. Una explicación posible para los sindicalistas es que la demanda ha sobrepasado la capacidad de transporte en la región.
¿Muchos trabajadores del citrus prefieren no trabajar en el arándano por las condiciones laborales con que se encuentran y por eso vienen jornaleros correntinos o santiagueños? “No, todo el mundo lo hace. El problema es que la (demanda de) mano de obra supera la mano de obra existente en Concordia”, explicó. En el sindicato se estima que la cifra de cosecheros de arándanos supera los 10.000.
La carpa de los santiagueños
A fines de noviembre, el prosecretario gremial del Sindicato de la Fruta, Alcides Camejo, sostuvo que había 300 santiagueños que vivían en una carpa dentro de la empresa Blueberries S.A. “Viven en el medio de la chacra; nos decían lo que comían; como los trataban; no pueden salir, están con custodia policial”, señalaba.
En cambio, Paiz esta mañana negó tener conocimiento de ese caso. “A nosotros nos han llegado comentarios, no sé quien lo pudo haber dicho, de que había carpas adentro”, señaló. Paiz aseguró que no le consta y tampoco pudieron entrar al establecimiento. “La única vez que tuvimos problemas con nuestros trabajadores, llamamos a los compañeros de Uatre y, en un común acuerdo, se solucionó el problema”, expresó. En el sindicato deducen que Camejo sólo buscaba «tener prensa» con sus declaraciones. Es que, en la actualidad, hay una puja interna por quedarse con la conducción, y Camejo está en la vereda opuesta a la de Paiz.
Alejandro Paiva, Coordinador General de la Dirección de Trabajo, señaló ayer que “en ningún momento pernoctó gente ahí adentro”. La aseveración la hizo luego de sostener un diálogo con un contador de la empresa, delante de DIARIOJUNIO. El contador -quien no quiso dar una nota a este medio porque no estaba autorizado- negó que eso haya sucedido, y admitió que cosechadores santiagueños y misioneros se alojaban en el Regimiento Nº 6 “Blandengues”.
Al respecto, si admitió que hubo quejas de los cosecheros por dos motivos: los hacían levantarse a las cinco de la mañana al igual que al resto del batallón y la comida que les servía no les gustaba. No obstante, el contador señaló que el alojamiento les costaba $ 27 diarios por cabeza. “No sale casi igual que un hotel”, comparó. No obstante, DIARIOJUNIO confirmó con una fuente de jerarquía del Regimiento que hasta hace poco no habían decidido cuanto le iban a facturar a Blueberries por el alojamiento. En ese momento, los trabajadores ya habían retornado a sus provincias de origen.
Puja gremial
Paiz señaló que siguen tramitando un expediente en el Ministerio de Trabajo de la Nación para que les cedan la cobertura sindical de los arandaneros. “Porque se considera que es fruta y pertenece a este gremio, y no a Uatre”, argumentó.
Además, el secretario gremial señaló que muchos cosechadores acuden al Sindicato de la Fruta porque regularmente se desempeñan en la actividad citrícola, y se sienten “identificados con el gremio”.
Las gestiones fueron encabezadas por el desaparecido secretario general, Salvador Medina. Si bien desde la Nación les prometieron que accederían en breve, el tiempo pasa sin novedades. “Estoy convencido que para el año que viene ya estará bajo nuestra órbita”, indicó el gremialista.