Appiani utilizó esos calificativos al hablar en la ampliación de su declaración indagatoria, que se realizó el lunes.
Sus palabras merecieron un fuerte repudio de parte del Registro Único de la Verdad –que impulsa la mayoría de las querellas–, desde donde le exigieron explicaciones sobre los entrerrianos desaparecidos.
Según la imputación, la jueza federal le atribuye a este represor su participación, en calidad de autor mediato, de los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada por la especial calidad de funcionario público, en abuso de funciones, mediante el uso de violencias y amenazas; aplicación de severidades, vejaciones y apremios ilegales, e imposición de tormentos, conductas agravadas por haber durado más de un mes, que se enmarcan dentro del tipo genérico de delito de lesa humanidad de desaparición forzada de personas”. Está acusado de cometer estos crímenes contra al menos 35 personas.
Sin embargo, Appiani le restó validez a estas denuncias: “Lamentablemente estos testimonios brindados por estas presuntas víctimas son producto de lo que llamamos ‘escuela de testigos’. Por la experiencia que tengo en este tipo de proceso conozco fehacientemente que estos denunciantes son asesorados por (una) escuela de testigos cuya docencia imparten integrantes de organizaciones supuestamente defensoras de Derechos Humanos, que durante largos años han lucrado y siguen lucrando con este tipo de denuncias, percibiendo indemnizaciones millonarias que otorga el Estado”.
Appiani, que además de militar es abogado, aventuró: “Siempre se da el mismo patrón, declaraciones sugestivamente coincidentes, en varios puntos (aplicación de la ley de fuga, compulsión a firmar declaraciones, negación del derecho de defensa, etcétera)”.
Defensa
Según contó en Tribunales, Appiani llegó a Entre Ríos en febrero de 1976 siendo un joven de 22 años. Fue designado auditor auxiliar del Comando de la Brigada de Caballería Blindada II de Paraná y como tal intervenía en los procesos a que se sometía a los detenidos en consejos de guerra. Según su propia explicación, él era “el encargado de preparar las cuestiones de hecho, notificar cargos, nombramiento de defensor, recepción de apelaciones”. Negó haber realizado entrevistas en los calabozos del Escuadrón de Comunicaciones, aunque sí en la Unidad Penal Nº 1 y en la sede del Comando de calle 25 de Mayo. Y cuando le preguntaron por las torturas que le incriminan las víctimas, rechazó “haber tomado conocimiento de vejámenes y apremios ilegales”, haber entrevistado a personas encapuchadas y haber aplicado tormentos. Incluso dijo desconocer la existencia de la casa ubicada detrás de la Base Aérea que funcionó como centro de torturas.
De la misma manera, se ocupó de contestar una a una las denuncias que lo involucran, desestimándolas y en algunos casos calificándolas de “disparate”, “dislate”, “mendaz” y “calumnioso”.
“Que diga dónde están los desaparecidos”
Ante las declaraciones de Appiani, Guillermo Germano, coordinador del Registro de la Verdad, dijo que “lo que es vergonzante de este cobarde torturador es que no tenga la valentía de decir dónde están los compañeros desaparecidos: Claudio Fink, Victorio Coco Erbetta, Carlos Fernández y Pedro Sobko”.
Germano agregó que esas víctimas fueron “secuestradas por él y los demás genocidas que instalaron el plan sistemático del Estado de desaparición forzada de personas”.
Por su parte, el abogado querellante Marcelo Baridón contestó a Appiani citando pruebas concretas de las violaciones a las derechos humanos: “Ya en 1983, las pericias constataron que las manchas en la piel de más de un testigo eran los rastros que deja el paso de corriente eléctrica. Qué viene a hablar de escuela de testigos, cuando hay testimonios de terceros, totalmente ajenos a las organizaciones políticas que él perseguía, que se cansaron de escuchar los gritos ensordecedores de las víctimas por las torturas en los alrededores de la Base Aérea”.
También sumó a estas pruebas el análisis de ADN que confirmó en un 99,9% que Sabrina Gullino, robada del hospital Militar de Paraná cuando era bebé, es hija de la desaparecida Raquel Negro.
Fuente: Diario Uno
