Inmediatamente después de votar, a los venezolanos/as les pintaban el dedo con un color violeta que, 4 días después aún perduraba en sus dedos. Otro reflejo de la seguridad del sistema electoral, es imposible que alguien pueda votar dos veces.
Caracas es una ciudad opulenta rodeada de barrios pobres, siempre fue así, solo que ahora es menos brutal que en tiempos del “punto Fijo”, en rigor la alianza de los partidos tradicionales, Copei y Adecos que provocaron el violento caracazo.
Hoy, esa pobreza no significa hambre como antaño, cualquier venezolano/a accede a por lo menos 3 comidas diarias. Esas populosas villas de emergencia levantadas en los morros, son el resultado de la vieja matriz social de pobreza extrema al lado de la opulencia y Estado ausente.
Un dato que ayuda a comprender lo que era este país antes de Chávez es que, la gente no votaba no solo por desinterés, sino también porque carecía de documentación. Uno de los entrevistados nos dijo, la documentación de mi papá era un papel con sello y cuando me fueron a anotar a mi, mi documento tardó 6 meses en llegar, viajamos como 6 horas para llegar a Caracas (vivíamos en otro Estado) y estuvimos casi un día haciendo la cola para que nos atiendan.
Los niveles de inseguridad son altos en este país y es quizá el talón de Aquiles de este gobierno. La mayoría de los entrevistados, personas comunes y con distintas actividades, nos aseguraron todas y sin dudar, que uno de los problemas de la inseguridad es la misma policía. En este país, la cantidad de policías contrasta con tanta inseguridad y es que, cada municipio de Caracas tiene su propia policía, igual que los Estados, de allí que, Chávez haya lanzado la consigna de centralizar esa fuerza de seguridad a través de una policía nacional, de modo de cortar de cuajo con las cajas chicas ligadas a la delincuencia y manejadas por las fuerzas de seguridad locales.
Aunque los opositores despotrican contra Chávez y lo culpan de los niveles de inseguridad, debe decirse que, los Estados con mayores problemas en ese rubro, están gobernados por la oposición.
Inseguridad que también se observa en las cárceles donde se asegura que el servicio penitenciario ha llegado a entregar armas de guerra a los reclusos. Chavez intentó cortar de cuajo ese flagelo y ubicó como responsable de la solución en el tema cárceles a una diputada que se la reconoce por su extrema dureza. En poco más podrían verse los resultados.
El autor de esta nota como muchos periodistas de distintos lugares del mundo estamos alojados en el Hotel Alba, una imponente construcción de otros tiempos, levantada por la cadena Hilton (en pleno centro de Caracas) y estatizado por este gobierno. Se trata de un lugar que estaba prohibido para cualquier hombre de pueblo que, hoy, ingresa a ese hotel sin los prejuicios de antaño.
Un taxista que nos trasladaba hacia “el este”, la zona donde vive la clase pudiente de Venezuela nos decía, ven aquel edificio, ese es de la Misión Vivienda, ahh y aquel otro que ven allá también y este otro, así nos fue señalando decenas de esos edificios construidos para viviendas sociales. A la gente que vive en esos barrios no le gusta mucho que nosotros, los que venimos de los cerros estemos mezclados con ellos, pero Chávez nos enseñó esto : “si tu tienes un metro cerquita de tu casa, él también tiene el mismo derecho, si tu tienes gas (natural) él también tiene ese derecho, si tienes una vivienda digna, él también puede… entonces, remataba, imagínese, esa idea no es bien recibida por esa gente acostumbrada a que los pobres teníamos un territorio y los ricos otro.
Imposible no contar que muchos chavistas destacan el enorme corazón de Chávez y repudian a muchos corruptos que lo rodean. Con desprecio hablan de “los rojos por fuera y blancos por dentro”, en referencia a los oportunistas que, tranquilamente podrían militar en las filas de Capriles.
Desde nuestra llegada al país, fue sobresaliente la alegría. Participamos de 4 concentraciones masivas, en todas ellas, la alegría de la gente contagiaba. Mucho más por supuesto la noche del triunfo. Allí la alegría desbordaba.
Un colega argentino, Alfredo Casado sacaba fotos a bancos y otros edificios de multinacionales que operan en Venezuela, un venezolano con el que el periodista se había detenido a hablar le preguntó… oye chico porque le sacas fotos a estos edificios a lo que Casado le respondió… es para contar en la Argentina que Venezuela no es como Alemania del Este, ja ja, aquí el capitalismo funciona a full.
Venezuela y mucho más que Argentina tiene un problema principal, es petróleo-dependiente y le cuesta instalar un proyecto de industrialización ascendente, lo intenta, pero parece no resultar sencillo, de hecho, la Tasa de ocupación en el sector informal (BCV) era en 1999, el 47%, en tanto que, en 2011 era del 41,6%. En otras palabras es muy poco lo que se logró bajar en esos 12 años de gobierno.
En Venezuela existe un dólar paralelo y uno oficial. Mientras el oficial se cotiza a 4,5 bolívares, el paralelo se vende hasta 12 bolívares por dólar.
El proceso inflacionario en Venezuela no se siente demasiado en los sectores populares pues en ese país existe una misión que se conoce como MERCAL esto es, cientos de mercados populares en los que se venden artículos de primera necesidad como carne, pescado, leche, arroz, fideos, etc a precios realmente populares. Es como si los argentinos fueran todos a comprar al mercado central o a los camiones que llegan a los pueblos con “pescado para todos”, “fruta para todos” ; etc. La diferencia está en que, allá esos mercados son enormes ferias que se instalan una vez por semana y en Caracas hay cientos de ellas.
Definir teóricamente el sistema venezolano no resulta sencillo, Chávez lo llama Socialismo Siglo XXI ; podría calificarse en cambio como un sistema similar al capitalismo de Estado o más cerca, es un sistema que a nosotros nos remite a los planteos del intelectual francés Roger Garaudy quien en los años 70 planteó como alternativa un sistema donde estén socializados “el poder la riqueza y la cultura”.