Si bien se trata de un texto de alto nivel científico, el trabajo contiene una historia documentada sobre el traumático proceso del traslado de Federación y convierte casi en el único testimonio histórico que se ha registrado de nuestra comunidad.
Desde el punto de vista profesional, Capullo conoce el caso Federación como ningún otro especialista que se haya ocupado del tema, pero su relación con esta ciudad –que se inicia en el año 1979- trasciende su condición de antropóloga y en casi 30 años de visitar la ciudad, (vieja y nueva), se ha mimetizado de tal manera que se podría decir que es casi una federaense más.
La profesional está tan compenetrada con esta comunidad que al hablar del difícil proceso de relocalización de Federación afirma, “el remanente no debió haber existido”, refiriéndose a las familias que no fueron trasladadas en el año 1979, y que abrió una herida en esta comunidad, aún sin cicatrizar, “todavía quedan 120 familias y eso no puede ser”, dice y revela que el déficit original de 600 familias que no fueron trasladadas, fue porque, “se tomó un censo del año 1969”.
El detenido seguimiento que hizo Capullo de “los federaenses”, en casi 30años de visitas a la ciudad, le permite hablar con fundamentos sobre los efectos del funcionamiento de la represa de Salto Grande, sobre la población afectada, el denominado “stress multidimencional” que padece la misma y también alumbrar puntos oscuros en la historia local como el renombrado plebiscito del 12 de octubre del año 1974, cuando la comunidad pudo decidir el lugar don iba a ser relocalizada. Si bien no resta mérito a esta pronunciación popular, la doctora afirma que, “hubo una manipulación”, y desgrana un complejo juego de intereses económicos, políticos y sociales , que hasta derivaron en una lucha de clases sociales, asegura.