Año 2020: ¿Juventud, Divino Tesoro?

21 de septiembre de 2001, Fiesta del Estudiante en un parque Rivadavia colmado (foto Johanna Unrein)

A toda esa movida se sumaban los bailes de ECU, los desfiles de reinas, las competencias de hinchadas. Y en el último año esperaba a la vuelta de la esquina el viaje a Bariloche, la colación, la recepción. En fin, una suma de actividades con las que nos despedíamos de una etapa de nuestras vidas, experiencias que se transformarían en recuerdos que en los años siguientes nos contaríamos unos a otros. Y esos recuerdos llegarían luego a nuestros hijos, para alimentar la tradición, para que no se pierda “la fiesta de los estudiantes”. Cada uno de nosotros tiene recuerdos de ese último año asociados a estas experiencias imborrables. Si no, ¿cómo explicar que a los 25 y a los 50 años se realice una fiesta de un fin de semana largo festejando el reencuentro y todo lo vivido en ese allá entonces llamado juventud?

2.- CONCORDIA, 2020, AÑO DE LA PANDEMIA

Para quienes vivieron el 2019 su penúltimo año de secundaria, participaron de la Fiesta de los Estudiantes construyendo las carrozas humorísticas, y acompañando a la Promo 19 en todo: elección de reyes y reinas, fiestas de hinchadas, desfiles, bailes, festejos y amarguras. Era como hacer “la previa”, ir preparando el terreno para el año próximo. Por eso, el 2020 arrancó lleno de expectativas e ilusiones. Elegir la campera, la camisa de la Promo, empezar a pensar en todo lo que se venía…

Pero apenas unas semanas después de iniciar las clases, se vino la noche. Emergencia sanitaria, decretos del gobierno, aislamiento social, suspensión de clases y de todo tipo de encuentros personales. El virus propagaba muerte por el mundo, de modo rápido y silencioso. A ciegas, combatiendo contra un enemigo al que no se podía ver, solo cabía encerrarse. Y esperar.

El tiempo pasó. La espera se hizo larga. Se comenzaron a diagramar planes de emergencia. No se puede retomar la escuela presencial, no se puede ir a eventos masivos, se sale solo lo necesario. Sin boliches, sin juntadas, sin galpones, sin escuelas, nuestros gurises empezaron a ver como sus sueños de PROMO 20 se ahogaban en el océano COVID. Otras preocupaciones llenaban los espacios de la tele y de las redes. Los adultos, también shockeados por la situación, solo pensando en la salud y en la economía. O en una de ambas. Y los chicos, masticando rabia, queriendo juntarse pero sin poder hacerlo, empezaron a explorar alternativas para tener su fiesta.

Pero claro, nada va a ser igual a lo que conocíamos. Tampoco se puede hacer lo que se hizo hasta el año pasado. No podrá haber miles en San Carlos el 21, ni en el baile de elección de carrozas a la noche, ni en el corsódromo alentando a su escuela y cantando apiñados todos juntos.

Lo que esperaban hacer ya no fue posible… un invisible manto de resignación les fue quitando las ganas, el entusiasmo, las energías. Ya fue, pensaron algunos… Otros: todo está perdido… Y esa resignación empezó a viralizarse. De ahí que les está siendo tan difícil, sin poner en riesgo su salud y la de los que viven con ellos encontrar nuevos modos de celebrar lo compartido, ¡lo vivido en todos estos años de Secundaria! ¿Quién podría afirmar que todo está perdido?

3.- ¿QUÉ HACEMOS CON ESTO? ¿QUÉ HACEMOS POR ELLOS?

El final de una etapa y el comienzo de otra nunca tienen en nuestras vidas un momento definido. Existen experiencias, vivencias, acciones, que funcionan como “rituales”. Su valor es elevado, porque permiten “mostrar” a otros ese pasaje y ayudan a las personas a despedirse, asumirlo y prepararse para lo que viene

A veces no somos capaces de dimensionar la importancia de algunas experiencias, hasta que las perdemos definitivamente. Entonces, aparece la nostalgia, la tristeza por lo perdido.

Aún estamos a tiempo de ayudar a la Promo 20. Pero debemos encontrar una masa crítica de adultos entusiasmados, que entiendan que nuestros hijos merecen su oportunidad. Entonces, tal vez seamos capaces de contagiarles el entusiasmo a los chicos. Y empujarlos para encontrar modos de celebrar su Promo sin descuidar la salud. No habrá (esperamos) otra Promo como ésta, a la que le toque despedir la secundaria de esta manera. ¿Por qué no pensar en formas que plasmen esta “condición” de únicos?

Tal vez puedan pensarse actividades con cupo de participantes, para cuando se pueda. Un mural que perdure, mostrando “lo que el virus no pudo quitarnos”. Una estructura, más pequeña que una carroza, sí, pero que pueda permanecer en una esquina de la ciudad, o en una plaza o parque, representando a la Promo 20 de la escuela Tal…Un TikTok, un sketch o una canción, grabados por los chicos desde sus casas, contando lo que se llevan de su querida escuela y de sus compañeros…

Son solo ideas, disparadores, ensayos. Es necesario que los chicos se entusiasmen y vuelvan a conectar con la alegría, para que puedan poner manos a la obra. Y es necesario que haya adultos, autoridades y padres que acompañen y faciliten alguna posibilidad.

Sin las ganas de los chicos no se puede.

Con sus ganas solas no alcanza. Se necesita empuje y apoyo de adultos. Profes, padres, madres, concejales, funcionarios, artistas, músicos…

Con el entusiasmo de los gurises que terminan su secundaria, con el apoyo y empuje de adultos que aporten su granito de arena, ¿SE PODRÁ?

Esta historia continuará (se reciben aportes)… 

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