Nunca el contrasentido fue tan explícito, pero para regocijo de la democracia y el respeto a la ley, “los amantes de la vida” que amenazaron con poner una bomba en el hospital público de Mendoza, perdieron.
La referencia es para el nosocomio en el que un grupo de ultracatólicos, sospechaba se le iba a practicar un aborto a una joven discapacitada.
Finalmente, el miércoles a la noche, esa joven con discapacidad mental y embarazada como consecuencia de una violación, fue sometida a un aborto terapéutico.
La operación se realizó en un efector (centro de salud) del sector público mendocino y según informaron las autoridades del ministerio de Salud provincial, la paciente «evolucionó bien y ya fue dada de alta esta mañana (jueves)».
«La intervención tuvo una duración de 15 minutos”, dijeron los funcionarios a la prensa.
L.R.M. la otra joven discapacitada mental (con la edad de una niña de 4, igual que Claudia), violada y embarazada, no tuvo la misma suerte que su homónima mendocina.
Las instituciones bonaerenses no respondieron del mismo modo, la hicieron padecer a ella y a su familia, las llenaron de miedo. De todos modos, la solidaridad social permitió que le hicieran el aborto. En una clínica privada claro, clandestinamente.
Todos sabemos que, la justicia primero y los médicos después, se negaron a cumplir con lo que la ley permite.
El artículo 86 inciso 2º del Código Penal es categórico a la hora de asegurar que no es punible para médicos, cirujanos, parteras y farmacéuticos, el delito por un aborto terapéutico, “si el embarazo proviene de una violación o un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal debería ser requerido para el aborto”.
A pesar de esto, la justicia (o mejor dicho, una jueza) hizo lugar a un amparo presentado por sectores ligados a la iglesia católica para impedirlo. Ni el juez ni el interprete pueden eludir la aplicación de una ley clara, so pretexto de penetrar en su espíritu. En otras palabras a ningún juez le está permitido poner su opinión por encima del mandato de la ley, sin embargo, esta jueza se permitió poner en duda lo que comúnmente expresa el adagio “dura lex, sed lex”.
Desgraciadamente no terminó aquí, luego que la justicia enmendó el imprudente talibanismo de uno de sus miembros, el padecimiento de esa joven con edad mental de niña y la de su familia continuó. Los médicos adujeron que no podían practicar ese aborto por el avanzado estado de embarazo. Hasta se presentó en sociedad un informe de un supuesto tribunal de ética médica que aseguró (mentirosamente) que por la cantidad de semanas (más de 20) de embarazo, corría peligro la vida de la joven.
Imperdible es saber lo que pasó varios días después : “Tantas semanas de lucha y en un ratito, en veinte minutos, volvió a la normalidad. La verdad (es) que no pensamos que iba a ser así de sencillo”, dijo Verónica, la hermana mayor de L.M.R. a Página/12, luego que a su hermana le practicaran el aborto en una clínica privada y clandestinamente.
Concomitantemente, la Conferencia Episcopal emitió un documento en el que por supuesto ni mencionan la ley y pretenden hacernos creer que todo lo hacen por nosotros dicen : “Creánnos, sólo nos mueve el profundo amor de Dios por todos nosotros, sólo nos mueve el deseo de valorar cada una de las vidas que se engendran y que ya son un ser constituido en el vientre de la madre”.
Vale recordar que en una oportunidad el ex director del hospital Felipe Heras, Miguel Nicola confesó que no promocionaban la distribución gratuita de anticonceptivos por “miedo a la Iglesia”. Esta mención no es inocente viene a cuento para afirmar que estos verdaderos desafíos a la ley no ocurrirían si las instituciones y poderes públicos pusieran a la Iglesia en su lugar. La ofensa de la Iglesia a la ley es permanente, no para e influye en el talibanismo de los sectores más ultramontanos, alienta el conservadurismo y/o mete miedo en aquellos ciudadanos poco dispuestos al elemental compromiso de hacer respetar la ley.
¿ QUÉ HACER ?
En primer lugar decir con todas las letras que, entre bambalinas y sabedores de las culpas con las que cargan algunos gobernantes, en Entre Ríos han presionado y logrado que la ley de ligadura de trompas no se apruebe, impidieron la educación sexual en las escuelas, presionan para que en las campañas de lucha contra el SIDA no se instale la necesidad del uso del forro, etc. En fin, son un problema y hay que decirlo.
Y es extraño, pero cada vez que un tema como estos se pone a la consideración pública, pierden. Cada vez es más la gente que les da la espalda a esos planteos. Sin embargo, debemos reconocer, aunque sea triste, que la Iglesia sigue generando miedos. Tan triste como saber que, una parte de la sociedad les concede una autoridad que, la historia reciente y pasada les niega. Para decirlo así sin más, habría que decir que, sí el mismo ahínco que hoy ponen por embriones lo hubieran puesto por los seres vivos y con historia en tiempos de la dictadura militar, hoy no tendríamos la llaga social de 30.000 desaparecidos y miles de familias destruidas. ¿Qué vida es la que ellos defienden?
Si no fuera trágico causaría risa, pero los Obispos en este documento dicen “Muchas veces se nos quiere hacer aparecer como retrógrados o fundamentalistas ante el tema del aborto”. Esta sola afirmación demuestra cuán impresionante es su capacidad de no hacerse cargo.
Es evidente que se creen dueños de una moral superior y alientan a sus fieles a creérselo de lo contrario sería inexplicable el desparpajo con el que se mueven a la hora de formular estos planteos reñidos no solo con la ley sino con la opinión mayoritaria de la población.
De modo entonces que, en este “qué hacer”, frente a tanta soberbia endiosada habría que proponerles la opción : a) Bregar por una convivencia saludable y que se comprometan a respetar lo que ellos llaman el derecho positivo, es decir, la ley, es decir a considerar que la ley que nos abarca a los que vivimos en este territorio está por encima de sus creencias, o b) Recordarles cada vez pretendan avasallarnos con esa soberbia ignorante y prepotente que están muy lejos de ser propietarios (ni siquiera inquilinos) de la verdad y muchos menos creerse dueños de una moral superior.
Recordarles por ejemplo y para irnos bien atrás, que fueron los que negaron el sistema solar, los que proponían la hoguera para científicos amados por la humanidad y los autores de la inquisición.
En cuanto a lo moral, es, a todas luces impropio que, quienes ocultan y niegan sus escándalos sexuales e incluso apañan a quienes cometen delitos vinculados a la sexualidad, pretendan enseñarnos virtudes. O que nos enseñen lo que es la moral los mismos que tienen mucho que explicar en materia de iniquidades financieras.
Quienes eran los que les cerraban las puertas de la catedral a las Madres de Plaza de Mayo y daban la comunión a los dictadores ? Alguien puede creer sinceramente que los que difundieron durante 30 años el mismo mensaje de los asesinos de Monseñor Angelelli nos van a enseñar sobre moral y verdad.
No es agresivo recordarles esto y mucho más si ellos a su vez no son capaces de respetar la ley que respetamos (o debemos) todos, así como también considerar a aquellos que piensan diferente.