Los funcionarios, por orden del Juez en lo Penal Económico N° 4, Juan Galván Greenway, realizaron un control integral que incluyó la verificación de depósitos, galpones, muelles, vestuarios, puesto de verificación, oficinas, lockers personales y anexos de la terminal portuaria, con el objetivo de hallar estupefacientes, precursores químicos, precintos “truchos” de seguridad, documentación y registros electrónicos de ingreso y egreso de contenedores.
El Director de Aduana, Carlos Sánchez, y el Subdirector general de operaciones aduaneras metropolitanas, Daniel Santanna, explicaron que los operadores encontraron indicios como precintos adulterados y elementos utilizados para “contaminar” containers que ya habían sido controlados, abriendo los contenedores y “tirando” dentro bultos que pueden ser droga u otros elementos a contrabandear. De este modo, el titular de la carga desconoce la operatoria, pero en el destino sí saben cuál es la carga “adulterada” que deben recepcionar.
Gracias a las similitudes descubiertas con el caso sudafricano, se dispararon las alertas que permitieron, con el aval judicial, volver a someter a scanner las cargas sospechosas, allanar casilleros y vestuarios, revisar registros electrónicos y analizar cintas de seguridad de la Terminal a fin de hallar estupefacientes. También estuvo en el lugar el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.