Los tranquilos vecinos de Colonia San Bonifacio fueron los primeros que se sorprendieron por las densas humaredas que, el día sábado, provenían de un campo del lugar.
Incluso algunos aseguraban haber visto una máquina restroescabadora de la municipalidad que salía del campo, en la misma jornada que se producían las quemas.
En rigor, el campo es una propiedad privada, que en estos momentos esta siendo arrendada por la municipalidad, para una serie de microemprendimientos, tales como viveros.
Este fue el terreno que el municipio ofreció al gobierno provincial, cuando desde Paraná preguntaron si la localidad contaba con un predio alejado del casco urbano y que fuera de difícil acceso para la población.
En concreto, se buscaba un lugar donde se pudiesen destruir gran cantidad de alimentos y que presentara dificultades para ser rescatados para consumo humano. Fue así que se cavaron tres grandes pozos, donde se incineró (y posteriormente tapó) la mercadería que había sido traslada en dos camiones, bajo la coordinación y seguimiento de Bromatología provincial y el propio coordinador de Ejecución y Control de Políticas Sociales, Jorge Kerz, según afirmó un funcionario del municipio.
La mercadería que se pudo apreciar sobre la superficie de los montículos incluye: latas que serían de picadillo de carne, porotos, fideos, arroz, cajas de tomate triturado, leche, azúcar y cacao.
La palabra del intendente
Jaime Chorne, intendente justicialista de la localidad ubicada al oeste de Concordia, reconoció a DIARIO JUNIO que los alimentos destruidos pertenecían a la “mercadería en mal estado que fue decomisada por el gobierno de la provincia”.
El funcionario explicó que “vino gente de Paraná con esa mercadería, se quemó y se enterró”, porque “en la Criolla había un campo, que en estos momentos esta siendo arrendado por el municipio, y que reúne las condiciones que pidió el gobernador, que estuviera alejado para que (la mercadería) no sea consumida por personas”.
A la hora de las valoraciones, Chorne defendió la medida,porque los alimentos “no podían ser consumidos por ningún ser humano. Sería mucho más preocupante si eso se hubiese repartido. El gobierno hace muy bien en destruir la mercadería, que, por negligencia de algunas personas, se llegó a esto”.
Según confirmaron fuentes vinculadas al gobierno provincial, La Criolla no sería el único lugar donde se enterraron e incineraron alimentos provenientes de Paraná. Hechos similares se habrían registrado en localidades rurales como Puerto Yerúa y Nueva Escocia, ambas también del departamento Concordia.