Alerta oficial: cuadernos pulverizarían esperanza de crecimiento para 2018

En el caso del riesgo-país, los temores se actualizan cada hora al ritmo del crecimiento del índice que elabora el J.P.Morgan, y que ayer trepó a los 637 puntos porcentuales, nivel al que se llegó en las cuatro jornadas posteriores a que se conozcan los textos que Oscar Centeno diseñó en los cuadernos más famosos del país. Si se trasladara este nivel al costo de colocación de deuda, hoy la Argentina debería pagar más del 11% anual en dólares para conseguir fondeo, lo que convierte en inviable cualquier posible operación de emisión de deuda voluntaria en los mercados internacionales. Para 2018 la situación estaría controlada. Sólo se necesitaría cumplir en tiempo y forma con los lineamientos pactados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que el organismo que maneja Christine Lagarde sea condescendiente ante cualquier desvío involuntario. El problema, de continuar con la tendencia, sería 2019. Se especula con que las necesidades financieras para el próximo año alcanzarían los u$s25.000 millones, fuera de los fondos que aportaría el FMI y que debería girar trimestralmente el organismo. Si el riesgo-país se mantuviera en los niveles actuales, sería inevitable que el Gobierno necesitará negociar con el organismo financiero internacional un upgrade del préstamo, ya que concurrir al financiamiento voluntario sería utópico. Mientras tanto las consecuencias del riesgo-país por arriba de los 600 puntos tiene consecuencias inmediatas entres los privados. Las compañías locales que aún mantenían esperanzas de evaluar la emisión de deuda internacional durante el tercer trimestre del año deberían archivar la operación. Quizá para todo 2018.

El otro temor importante ante el estallido de la causa de los cuadernos, son las consecuencia en la actividad económica. Entre las consultoras privadas (y en informes que comenzarán a conocerse desde el próximo lunes) ya se habla de derivaciones directas en rubros como la construcción, los servicios energéticos y la evolución de la inversión petrolera en Vaca Muerta, que llevaría a una caída que se profundizaría hasta 2019. Las empresas involucradas en la causa, especialmente las tres más importantes, tienen inversiones cruzadas en los tres rubros, y una caída en su nivel de inversión y actividad afectaría negativamente como un efecto cascada en todo el entramado productivo. Si se tiene en cuenta que es un hecho inevitable que la economía caerá entre el segundo y el tercer trimestre de 2018, la única opción que le quedaba al Gobierno de Mauricio Macri para sostener el crecimiento este año es que la recesión segura no se traslade al último trimestre. En el mejor de los casos se esperaba en el Gobierno que el período octubre-diciembre arrojara un leve crecimiento y que el año terminara con un alza de la actividad de aproximadamente 0,1% o 0,2%. Más sería imposible. Pero la mejora, aunque leve, le hubiera permitido al Gobierno mostrar que por primera vez en tres año pares la economía vuelve a crecer rompiendo una maldición inaugurada en el último tramo de gestión de Cristina Fernández de Kirchner, pero sostenida por Mauricio Macri en 2016. El cisne negro surgido por el escándalo de los cuadernos demolería la esperanza oficial y provocaría una caída en la actividad en el cuarto trimestre. Algunas consultoras privadas son aún más pesimistas y extienden el período de caídas a 2019. Las más alarmistas hablan de consecuencias durante todo el primer semestre del próximo año, un escenario más que preocupante para un ejercicio donde, además, Mauricio Macri deberá jugarse su reelección.

Se lamentan en algunas oficinas económicas del Gobierno que la crisis de los cuadernos se conozca a sólo un mes del inicio de la "pax cambiaria" que comenzó la primera semana de julio, y que se festejaba hasta el martes de esta semana. Se consideraba que los mercados estaban ya más asentados a la nueva realidad y con un mundo con menos bullyng contra el país. Y se empezaba a organizar la recepción de los técnicos del FMI para esta semana, con números bastante más aceptables que los que se esperaban hasta hace un mes. Ahora el panorama cambió y la realidad económica muestra una profundización de la recesión con la que el Gobierno deberá convivir hasta adelante. Incluso hasta 2019.

Lo inaceptable para Mauricio Macri: que los datos finales de su Gobierno terminen por debajo de los de diciembre de 2015. O dicho de otro modo: que su gestión económica termine con peores resultados que la de Cristina Fernández de Kirchner.

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