El fiscal de la causa, Juan Carlos Almada, solicitó que el hecho se encuadre como homicidio calificado por el vínculo, para lo cual la única pena existente es la prisión perpetua. A su criterio, no hay excusas ni peritajes que le impidieron a Sabrina conocer la criminalidad del acto que cometió.
Por su parte, el defensor de la imputada, Héctor Bergara, se opuso tajantemente a las interpretaciones del fiscal y comenzó cargando culpas a la madre de Sabrina, Alicia Moscardini. La acusó de tener graves trastornos mentales, síndromes obsesivos y que influía constantemente en la conducta de su hija, despersonalizándola. “Los trastornos de esa madre fueron analizados desde la faz psicológica por el perito forense Sturla y son contestes acerca del daño que ocasionó en la mente de su hija”, señaló. Por este motivo, Bergara solicitó la absolución de la acusada.
La acusada es oriunda de Santa Elena. De acuerdo a los peritajes, la declaración de la imputada y todos los elementos de prueba, no hay dudas que la mujer dio a luz un bebé, sentada en un inodoro, y luego de que el niño cayera cabeza abajo tiró de la cadena del depósito del sanitario para ahogarlo.
Mientras el bebé se ahogaba en el inodoro, ella cortó el cordón umbilical con algún elemento filoso, pero sin atarlo, lo que también le hubiera ocasionado una inevitable muerte. Luego de recuperarse, buscó un bolso y una caja, metió el cuerpito adentro y lo llevó a una distancia de más de 100 metros de su casa y lo arrojó en una piscina abandonada.
Negación extrema
Los investigadores del caso investigan si Sabrina mantuvo oculto su estado de gravidez desde un principio y también analizan si pudo ocultárselo a sí misma a través de un acto de negación extremo. Ayer, sin dejar de llorar, mientras declaraba, admitió no saber cómo pudo llegar a hacer algo semejante, en ese momento puntual.
La acusada de infanticidio negó durante mucho tiempo el bebé en su vientre, producto de una relación con un compañero de trabajo que estaba casado y que no podía hacerse cargo de la situación. Sabrina había sido madre soltera en 1998 y tenía presente las amenazas de su madre, quien dijo: “si llegara a tener otro hijo se tenía que ir de la casa, pero sola, porque no le iba a permitir verlos más”. Lo que resultó poco creíble, siendo tan celosamente controladora, es que Moscardini, viviendo con ella, no hubiera advertido el embarazo.
Psicológicamente torturada, transcurrió su vida e incluso ni siquiera a sus más íntimos les confesó su embarazo, lo que a algunos especialistas los llevó a opinar que era porque tampoco lo aceptaba como real ella misma.
El tribunal de la Sala Primera de la Cámara del Crimen deberá tomar una resolución el próximo martes a las 7.45.