AGROTÓXICOS: LOS HUMANOS COMO CONSUMIDORES FINALES

Por Juan Yahdjian. Médico de Eldorado, Misiones.

LOS AGROTÓXICOS PROVOCAN DAÑO A LAS FUNCIONES FISIOLÓGICAS

La propuesta no es solamente cuidarse, alejarse de los tóxicos, la propuesta, que hoy adquiere ribetes dramáticos, es dejar de fabricar e importar venenos y dejar de fumigar. La propuesta es el cambio de modelo productivo.

Los contaminantes, en general, entran en nuestro organismo por distintas vías: digestiva, cuando los ingerimos con el agua, los alimentos etc. –respiratoria, cuando están en el aire y entran por vía bronquial y pulmonar, -por la piel, cuando contactamos sustancias contaminadas.

El intestino y la piel tienen una capacidad similar en cuanto a la absorción de muchos químicos, de los que nos hacen bien y de los otros.

Los alimentos ingeridos pasan del tubo digestivo a la sangre, a la circulación, ingresan a nuestro interior, pasando por el hígado y el resto de tejidos y órganos. Según la función que cumplan, se irán distribuyendo.

Por ejemplo, algunos componentes de los alimentos se metabolizarán y transformarán en calorías, en células y tejidos. Otros, como las vitaminas y minerales, ayudarán en el mismo metabolismo y el oxígeno respirado nos servirá para la combustión de las calorías y así contribuirán para que la vida sea posible. Todos ellos serán bienvenidos, la mayoría ya conocidos, ya familiares a nuestro interior.

Cada sustancia absorbida tiene su acompañante, una enzima que funciona similar a los acomodadores de cines y teatros. Estas enzimas se adhieren a la sustancia que ingresa a la sangre, y caminan con ella hasta su destino final.

Los agrotóxicos, los venenos en general, son extraños para nosotros y provocan daño a las funciones fisiológicas. No tenemos enzimas para orientarlas ni mecanismos para metabolizarlas y eliminarlas.

Un porcentaje pasa a la sangre y se deposita en alguna parte del organismo, para “sacarlas de circulación”. Como casi todos los venenos son liposolubles (se disuelven en grasa), se depositan en el tejido nerviosos central, principalmente cerebro y cerebelo, formados por tejido graso en su casi totalidad. Como no circulan en sangre, no podemos hacer el diagnóstico y recién cuando se estudie el tejido nervioso (autopsia) se podrá saber de su presencia.

 

¿Y POR QUÉ “CONSUMIDOR FINAL”?

Porque tomamos el agua contaminada, y respiramos el aire envenado y comemos los alimentos ídem, frutas y verduras fumigadas, animales que a su vez ingirieron y se contaminaron con venenos. A nosotros no nos consume nadie y lo ingresado ayer se suma lo de hoy y de mañana.

Y cuando nos morimos, el agua de lluvia llevará el veneno a las napas y terminará nuevamente en el “consumidor final”.

No hay entonces dosis tolerables, los venenos se acumulan, se suman y son causas de enfermedades diversas, difíciles de conocer sus causas e imposibles de tratar, no existe medicación alguna ni otros métodos terapéuticos que los arranquen de sus depósitos y los puedan eliminar.

Se habla de enfermedades malignas, pero poco sabemos de las nerviosas, cambios de conducta, depresiones y otros trastornos, como consecuencia de la presencia del veneno (me pregunto si no será una de las causas del aumento de agresividad e intolerancia, que sufrimos los humanos actualmente).

Nos debilita y disminuye nuestras defensas, aumentando los riesgos de epidemias y pandemias. Además de los cambios genéticos, culpables de malformaciones y otras maldades, con consecuencias imprevisibles y mutaciones inimaginables para el futuro.

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