En Concepción del Uruguay hay cerca de 40 establecimientos primarios y 30 cuentan con comedor escolar. La primera cuestión que plantearán es la falta de actualización del monto teniendo en cuenta que al menos desde hace dos años se mantiene en $ 2,50 diario por alumno. Con una inflación del 25 % anual, los directivos deben hacer “verdaderos malabarismos” para servir comidas nutritivas con la cantidad de calorías adecuadas, dijo el gremialista.
Asimismo, el 20 % de ese monto se debe destinar a la reposición de los elementos de cocina, comprar elementos de higiene y abonar la factura de gas natural o envasado que cuesta aún más. “Todo sale de los $ 2,50. Hay que lavar los platos, higienizar el lugar y eso también sale de ahí”, señaló.
Blanc sostuvo que desde hace un par de años que los $ 2,50 se mantienen sin variación. Una sugerencia es que comience a incrementarse en la misma proporción que el salario mínimo vital y móvil. “El mínimo aumentó un 25 %”, explicó. Otros ejemplos son los convenios colectivos de trabajo de la actividad privada o el salario docente, que subió un 19 % en 2012. Por otra parte, acotó que muchas veces los comedores reciben donaciones. “Eso es lo que explica el funcionamiento de los mismos”, indicó Blanc.
En la conferencia, remarcarán que los comedores funcionan gracias a las tareas de las cocineras y de los directivos. “Hay cocineras que trabajan en condiciones de inseguridad”, dijo Blanc. En algunas escuelas, las cocinas no están en buen estado y funcionan con una sola hornalla con el riesgo que conlleva tener la garrafa muy cerca del fuego.
En tanto, los directivos escolares no reciben “ni un peso” por la tarea adicional que deben encargarse. “Son los encargados de buscar precios, revisar el stock, hacer las compras, administrar lo que compraron”, indicó el gremialista. Y explicó que se trata de una tarea que corresponde al ministerio de Acción Social y por encargarse de la misma, los directivos deben desatender su labor.
Por último, Blanc explicó que los comedores no deberían existir en las escuelas debido a que los alumnos tendrían que compartir la mesa con sus familias. “Deberían poder darle el plato de comida a sus hijos”, indicó. Pero en un contexto económico complicado para muchas familias humildes, la necesidad de los comedores son impostergables. En tal sentido, dijo que deberían funcionar al margen de la estructura escolar y con personal específico.