Fernández comenzó recordando la quita del 7 % ($ 72) de los haberes docentes producida hace poco tiempo. Para compensar la pérdida de ese porcentaje, se incorporó al sueldo $ 60 “en negro”. De esa suma, se blanqueó la mitad, $ 30. Al mes siguiente, se “blanquearon” los restantes $ 30. Pero Fernández aseguró que el “blanqueo” de los $ 60 aún no ha llegado al sector pasivo. “Los jubilados todavía no han recibido ninguna moneda en el bolsillo”, dijo.
“Esos $ 60 ‘blanqueados’ ahora se reincorporan al básico que es lo que nosotros estamos solicitando”, añadió. En consecuencia, si a los $ 204 de sueldo básico se le añaden los $ 60, el salario docente básico trepa hasta los $ 264. Pero el gremio exige que el blanqueo se extienda a todos los códigos en negro. “Eso no es lo que nosotros estábamos pidiendo”, indicó.
En esa línea, la dirigencia gremial apunta a llevar al sueldo básico a los $ 770, por lo que los $ 264 comprometidos por el gobieron están muy lejos de satisfacer al sector. “Los $ 770 es lo que marca la canasta básica familiar para poder vivir dignamente. Queremos ese dinero para ser pobres, en este momento somos indigentes”. Para la secretaria gremial, el gobierno provincial se presta a protagonizar “un juego político muy sucio. Está engañando a los ciudadanos diciendo que nosotros estamos cobrando un aumento salarial”, agregó.
Otro de los reclamos insatisfechos es un programa preventivo de salud para los docentes. La ahora ex-ministro de Salud, Graciela Degani, había elaborado un proyecto que debía comenzar a aplicarse en mayo pasado. No obstante, hasta la fecha no hubo novedades. El gremio suma a esta postergación el atraso en la reparación de los edificios escolares.