ACTUAR PARA VIVIR

Yo venía de un familiar internado en un geriátrico. Él y todos allí miraban con los ojos perdidos, sin ver, un horizonte insondable. El tiempo pasaba lento y pesadamente, se contaba como una pendiente inevitable hacia el fin. La única actividad parecía ser la ominosa espera de la muerte y ver pacientes adultos mayores también debatiéndose entre la nada, el abandono, la tristeza y la depresión. La vida se había llevado el deseo.

¡Cuánto contraste! Esto era otra cosa. Decían que formaban parte de un grupo de adultos mayores, pero el impulso juvenil, el ánimo jovial, el ímpetu y la dicha que expresaban, contradecían esa afirmación. Pronto conocí al artífice de aquel prodigio, se trataba de Estela Pitoni. Con su hablar suave y cálido me contaba el origen y la creación del grupo de teatro “ConCiencias”. Un grupo de actuación dirigido a los adultos mayores, una propuesta de la facultad de Ciencias de la Alimentación y del programa UPAMI (Universidad para adultos mayores integrados). Así me fui acercando. Empecé a ir a las obras que presentaban a sala llena.

La primera vez fue un homenaje a María Elena Walsh, luego a Facundo Cabral, porque primero fue trabajar la voz, la expresión oral y las técnicas teatrales. Después la extraordinarias versiones de “Esperando la carroza”, ¿“Quien nos manda a hacer teatro?”, «Dos señores atorrantes” y varias otras. Siempre realizadas con un rigor artístico, seriedad y compromiso poco habituales.

Yo recibía como espectador esa energía, era tomado por esa emoción que manaba de las tablas e invadía todas mis fibras. Las sensaciones me sacudían y, a veces, el llanto también. Pero casi siempre eran las risas, verdaderas carcajadas, las que me inundaban como un mar de sentimientos.

Unos verdaderos creativos. Más aún, adalides de un “vivir creador” como expresó Winnicott. Dice el psicoanalista inglés: “para que uno sea y sienta que es, es preciso que la actividad motivada y creativa, predomine sobre la reactiva, sobre la simple reacción a estímulos”. De eso se trata este grupo de teatro. De convocar el deseo, la participación grupal y social, de mantener la memoria,  el vínculo con el “otro”, la alegría, el afecto mutuo, la ternura, la autoestima, la confianza en sí mismo, el proyecto individual y compartido. Y todo eso en una etapa de cambios muy profundos. La disminución de los sentidos, la pérdida del vigor físico, las pérdidas masivas, la jubilación, siempre magra, los hijos que se van, amigos que se van, la viudez, a veces la marginación y la discriminación social. En ese período, con tantos fantasmas  y depresiones, el grupo de teatro ConCiencias se plantó para expresar que todo puede ser distinto, para gritar a los cuatro vientos la exaltación de una vida plena y creativa. Sí, otra vez la creatividad. Proviene de criar, fundar, hacer nacer una cosa, darle vida, existencia, componer, producir una obra. Es la transformación de lo posible en lo actual. En este caso, de lo que parece imposible en actual.

Estela Pitoni me ha dicho que de lo que se trata es de vencer la discriminación. Que observa en los “jóvenes de la tercera edad” que participan en el grupo de teatro una “energía y ganas de hacer cosas, una motivación, en tanto tener motivos. Es importante porque hay gente que completa su vida laboral útil y no sabe qué hacer, adónde ir. Estos espacios les permiten darse cuenta que todavía pueden hacer muchas cosas y cuestionar un autoconcepto negativo muchas veces reforzado por la imagen social ligada a la impotencia y la inutilidad. Por medio de estos dispositivos, como el teatro, se intenta a salir de la soledad y apostar a volver a vivir, a desear en un espacio en el que son contenidos”.

Otra vez: el taller de teatro ConCiencias es un grupo que nace de UPAMI, UNER, y llama al deseo, a la creación, al afecto y la participación social, a la creación de un grupo de compañeros, en la ternura y en el amor. Es un grupo de talentosos actores que juegan toda su pasión sobre las tablas, como la juegan en la vida. Que actúan para vivir, tanto como viven en la vocación de actuar.

La pandemia, que como una pesadilla vino a arrasar con todos los proyectos, generando  grandes tristezas y frustraciones, alcanzó como un rayo al grupo de teatro. Cuidarse fue -más aún para ellos- quedarse en casa, solos, aislados, sin el contacto afectivo con los hijos y nietos, sin la posibilidad de los encuentros para los ensayos y, mucho menos, las actuaciones.

Puedo imaginar como de repente la tristeza, la angustia, el malogro, se habrán apoderado de sus almas.  En ese contexto oscuro, confuso, desdichado, Estela Pitoni propuso la idea de trasladar todo el espíritu creador del grupo a la radio. En ese momento de oscuridad aparece, nuevamente, el rayo creador.

La idea de Estela fue participar con un micro, “Desde casa” del programa de radio “Sigamos con eso” que hace años venimos realizando en “Radio Ciudadana 89.7, la radio pública de Concordia de 15 a 17.

Es así como, desde el año 2020, envían cotidianamente los audios con que con mucha responsabilidad, rigurosidad, compromiso y participación intervienen “Desde casa” en el programa.  Es de ese modo que Estela redefinió de manera original la experiencia del teatro en participación radial. Es realmente una experiencia maravillosa. El deseo, el amor y la vitalidad se muestran intactos en la participación cotidiana. Cada uno de los integrantes del grupo, orientados sabiamente por Estela Pitoni, van perfilando sus roles. Algunos trabajan las efemérides, otros leen cuentos, realizan radioteatros, etc. y crean personajes divertidos, profundos, desopilantes, pero de una gran hondura: la “Dolores de Sevilla”, “Franz Zenón”, “Marlenchi, la que canta las noticias en portugués” y muchos otros. Verdaderamente fantásticos, fabulosos. No hay nada parecido a esta experiencia que nos enriquece a todos, nos conmueve, nos da vida, esperanzas.

Una buena práctica del buen trato al adulto mayor y, claramente, del adulto mayor. Una verdadera y placentera enseñanza de la que deseo agradecer en este texto -que siempre quedará corto- a Estela Pitoni y a todos quienes integran el grupo de teatro ConCiencias y que merecen ser respetados, admirados y nombrados en esta nota que saluda con emoción su experiencia ejemplar: Nieves Gómez, Luis Puede, Luis Humere, Rosita Lacaze, Mirta Goya, Mary Medina, Diana del Campo, Rosendo González, Mónica Maya, Mariela Ziegler, Leticia fochesatto  Ana Obeid, Azucena Goya, Dorys Duffey, Mary Miranda, Mabel Ojeda, Mabel Ruiz Díaz, Elsa Moneta y Antonio Alvarez, amorosamente dirigidos y coordinados por Estela Pitoni.

 

(*) Psicólogo. MP 243

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