“Después que le haya ofrecido a un radical un cargo, a un peronista un cargo, se ve que hay un salpicado ahí, una especie de clericó, pero eso no tiene que ver con un cogobierno, un cogobierno implica una discusión previa, un acuerdo sobre un programa, ese programa tiene que ir al interior de cada partido político, ser discutido y ser aprobado por sus cuerpos internos. A partir de ahí tenés una discusión de espacios de poder. El que gana sabe que tiene espacios concedidos a los otros partidos que no le van a imponer un nombre, sino que le van a proponer una terna discutida en el partido ¿quiero que me diga alguien si algo de esto ha pasado?”, se preguntó.
“Acá lo que hubo fue una coalición electoral pero quedo ahí. No hubo programa discutido ni antes ni después. No hubo acuerdos de ese tipo, lo que termina habiendo es seguidismo, un seguidismo que a la mayoría del partido, he recorrido todas las provincias, realmente lo tiene muy fastidiado”, reflexionó Cáceres.
“Lo que busco con este esfuerzo de recorrer el país entero es generar debate político que se debería dar tradicionalmente dentro de los partidos políticos pero que no se da. Sin debate, sin participación, no hay contención. Y tampoco formación de nuevos dirigentes, con lo cual los partidos se extinguen como una vela”, sostuvo.
“Pongo elementos arriba de la mesa que son públicos y son conocidos por todos pero a veces uno tiene las cosas delante de las narices y no las ve. Y de paso me llevo lo que piensan en cada lugar. Eso me permite ir armando mi propio rompecabezas de cuál es el cuadro de situación del país y de la situación interna de mi partido”, señaló Cáceres.
Cáceres indicó que la conducción formal de la UCR representa una ínfima minoría. “Y que la inmensa mayoría de los radicales, que se sienten radicales a pesar que ya no forman parte del partido, y los que siguen estando dentro del partido pero calientes, los que terminaron cobijándose en otra sigla porque no tenían salida por esta pero se siguen sintiendo radicales y están preocupados por la misma situación que yo: la situación del país. Y de un partido que forma parte de la historia de Argentina que aporto siempre una cuota de los principios éticos morales para hacer política y sin esos principios es difícil encontrar esos buenos caminos”, dijo.
“Hay una mayoría que está preocupada por estas cosas pero esa mayoría tiene objetivos similares. Salir de la situación está en la que se encuentra la sociedad argentina y que empiece a tener la necesidad de que la política es búsqueda de consensos y de los consensos se saca la fuerza para poder generar determinados cambios”, indico.
Para el dirigente histórico, la inmensa mayoría no coincide en un solo camino. “Hay algunos que piensan inexorablemente por fuera de esta entente electoral que en su momento fue Cambiemos. Y hay otros que hacen números, cuentas y no sé que en búsqueda del mismo objetivo pero por dentro”, sostuvo.
“Creo que cada día que pasa los hechos son más convincentes de lo que pueden ser las palabras. Crep que la fruta se tiene que arrancar del árbol no cuando esta verde pero tampoco dejarla hasta que se pudra. Es una cuestión de tiempo pero hay que tratar de ‘abuenarse’ los radicales. Aquellos que ya se sienten en otra cosa o que tienen una búsqueda de tipo personal o grupal que nada tiene que ver con los principios fundacionales del partido que nos han motorizado durante 128 años. Y bueno, un beso en la frente y allá ellos”, añadió.
No obstante, Cáceres admitió que quienes minoritariamente conducen el partido tienen “poder de fuego”. “Todos los estamentos partidarios están en esas manos”, indicó. Por ello, remarcó que la prédica democrática que se pregona hacia afuera la practiquen nuevamente hacia adentro. “Hace casi 20 años que vivimos un proceso de degradación de la democracia interna del partido. Pero no solo nosotros, por eso vivimos una situación de crisis en los partidos y si hablas de crisis en los partidos, tenes que prever una fragilidad del sistema democrático que puede entrar en crisis en cualquier momento. A partidos políticos fuertes, democracias fuertes y a partidos débiles, democracias débiles”, sostuvo.
En ese sentido, dijo que no solo se aprecia una debilidad del sistema democrático en América Latina sino también en Europa donde se produce una ofensiva de las políticas neoliberales desde la década del 80 hasta la fecha, que Alfonsín las llamaba neoconservadoras. Son políticas que tienden a la destrucción de los partidos políticos, al licuamiento de los partidos, de los sindicatos y de aquellas organizaciones que puedan tener una visión solidaria de la vida y de las cosas”, señaló.
Por otra parte, dijo que la política es búsqueda de consensos pero, al mismo tiempo, el país como está hoy “no es viable”. “Podemos seguir poniendo parches unos sobre otros como venimos hace 100 años pero que lo que tenemos que cambiar es la cámara pero una actitud de ese tipo choca con intereses muy poderosos, pisa calos y juanetes y por lo tanto tiene que preverse que uno va a recibir trompadas y patadas. Y para hacer una cosa de este tipo hay que tener una base de sustentación muy ancha. Esa base es un consenso entre los sectores políticos, el mayor consenso que se pueda entre la mayor cantidad de sectores para, a partir de ahí, buscar consenso con los sectores del trabajo y con el empresariado. Sino, hablando en criollo, un poco antes o un poco después, nos vamos a terminar de ir al carajo”, advirtió.