Era un día domingo, el 8 de agosto del año pasado; una comisión policial se apersonó en una desolada finca de la zona de Colonia Yeruá donde, según relataron los moradores, habían sufrido un intento de robo. Pero había elementos que llamaron la atención de los funcionarios policiales, entre ellos, el Subjefe de Policía de Concordia, Lucio Villalba. El jefe de familia, presentaba una herida cortante en la mano, y en una puerta interna de la vivienda, podía verse el tajo provocado con una hacha, que había en la casa. Sumado a ello, el relato era casi cinematográfico, y para terminar de descartar la historia, los presuntos delincuentes no se había llevado nada. Sin embargo, la concubina de Bordón, y su hija menor de edad, corroboraban la historia, presas del temor.
No obstante, cuando bordón fue trasladado al hospital por la herida en su mano, los uniformados notaron un cambio de actitud en la menor y su madre, a lo que sobrevino un nuevo interrogatorio. Al principio, ambas se mantuvieron en la historia del Bordón, “que entraron ladrones, que quisieron tirar la puerta abajo con el hacha…”
Sin embargo finalmente, luego de que los funcionarios le explicaran todas las disposiciones posibles para preservarlas del (hasta entonces presunto) agresor, la verdad apareció. Bordón había intentado abusar de la adolescente una vez más, y esta vez sin disimulo, en presencia de su madre. La mujer, desesperada, tomó el hacha e intentó detener al abusador, logró herirlo, y también le hizo un tajo a la puerta. Alguien en la urgencia llamó a la policía, y en el breve periodo de tiempo que restaba, el hombre inventó la historia y amenazó a las dos mujeres.
Bordón fue imputado por abuso sexual agravado, la mujer y sus hijas, se refugiaron en casa de un familiar mientras continuó la investigación en manos del Fiscal Mario Guerrero. Cuando la causa tuvo fecha para el debate finalmente la condena se concretó por acuerdo de partes, es decir un juicio abreviado. La pena de ocho años fue antes consultada a la víctima, que hoy tiene 18 años y estuvo de acuerdo con el monto.
Según refirieron fuentes judiciales a DIARIOJUNIO, si bien es cierto que en el juicio oral se podía llegar a conseguir una pena mayor, aunque siembre es una probabilidad; el riesgo en este caso particular era la integridad de la víctima y la denunciante, quienes no contaban con más protección que el que les podía brindar su familia, y una disposición legal de no acercamiento, que el imputado ya había violado en una oportunidad, y que fiscalía logró probar, pese a ello, no se le concedió la prisión preventiva, debido a que el imputado argumentó con el grado de certeza que requería esa instancia, que se trató de una casualidad.
De allí también la necesidad de la víctima y su madre de que el acusado fuera condenado lo antes posible; es decir, que si el Estado hubiera podido garantizar la seguridad de la víctima y la denunciante, (lo que hubiera sido posible incluso sin incurrir en la prisión preventiva), a través de un refugio para mujeres víctimas de este tipo de delitos, quizás se hubiera podido continuar el litigio con una pena más pretenciosa. Además claro está, de que todo el proceso hubiera sido más llevadero.
Como segundo punto, cabe resaltar, que así como este caso, que se conoció, se investigó y llegó a sentencia condenatoria, hay cientos en Concordia, de mujeres victimas que no se atreven a denunciar, que es necesario dar garantías para obtener una denuncia, y que es necesario también contar con funcionarios predispuestos a preguntar una vez más, cuantas veces sea necesario.
Así cómo lo informáramos en el informe especial publicado en DIARIOJUNIO el pasado lunes: http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=47620 , En una ciudad donde se denuncian mensualmente 125 casos de violencia familiar y 10 casos de abuso de menores, no hay un solo refugio para que las mujeres golpeadas o madres de víctimas puedan permanecer con sus hijos.