Wainfeld fue precedido en el uso de la palabra por el diputado Pedro Báez y el ex secretario General de ATE, Edgardo Masarotti. La sala Verónica Kuttel del Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina estaba colmada el lunes por la noche. Entre sus filas, pasillos e incluso sentados en el piso, pudo verse a referentes políticos del peronismo de la provincia, como los presidentes de bloque del FPV en Diputados y en el Senado, Juan José Bahillo y Ángel Giano, dirigentes del peronismo paranense como José Cáceres, Blanca Osuna y Juan Manuel Huss, dirigentes sindicales, vecinalistas, artistas y militantes en general
En ese marco, Wainfeld recordó a Kirchner como “un presidente que llegó sin Estado, sin gobierno, sin poder, sin moneda. Así llegó a gobernar la Argentina”, y que fue “el gran lector de esa crisis. Pero no solamente en sus variables económicas, sino también en su contenido de pérdida de autoestima y de disgregación de la sociedad argentina”.
“Kirchner es el tipo que supo ¿Por qué? -se preguntó- Porque es el tipo que supo resolver la crisis más profunda de la historia argentina y la supo resolver con elementos virtuosos, saliendo para adelante y mejorando la condición de los argentinos desde el primer día que gobernó”, afirmó el periodista y abogado.
En ese sentido, Wainfeld destacó que tanto Perón como Kirchner coincidieron en que “la legitimidad democrática se consigue con satisfacción de necesidades”, a lo que Kirchner le agregaría que “el concepto de Estado benefactor, tan querido para los movimientos nacionales y populares, no se resume sólo en los beneficios laborales, los derechos económicos, en las retribuciones. No alcanza. Tiene que haber ampliación de derechos en otras esferas”.
Esa concepción “abarcaba derechos clásicos de la década del 50 como los derechos sindicales, y derechos novedosos para esa agenda, como los derechos humanos, que eran derechos ya del último cuarto de siglo pasado, o derechos como el matrimonio igualitario o la Asignación Universal por Hijo, que ya son derechos de esta etapa”.
No represión
Además, “fue un gobierno que tuvo siempre la convicción de que no se debía reprimir. El gran lector del 2001, 2002, entendía la Argentina no toleraba que el gobierno siga reprimiendo. La Argentina no tolera más derramamiento de sangre promovido desde la Casa Rosada”, afirmó Wainfeld.
Al respecto, el periodista de Radio Nacional resaltó que durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner “hubo mucha movilización en contra” y que “se la toleró estoicamente”.
“Esta fuerza política, a la que se acusa de promover la barbarie, la violencia, tuvo un grado de templanza frente a la movilización ajena gigantesco, que no tiene ningún gobierno en el mundo”, remarcó Wainfeld y destacó los cortes de ruta de las patronales agropecuarias en Entre Ríos en 2008: “Qué gobierno del mundo soporta que le hagan desabastecimiento, cortes de ruta, viertan alimentos perecederos en las rutas, interrumpan el tránsito durante días, bloqueen, ejerciten la acción directa más violenta, y más lesiva que hubo en la historia argentina en el periodo democrático”.
Con el corazón quebrado
Respecto de la elaboración de libro, Wainfeld contó que “lo empecé a pensar en 2006”, con un “Nestor Kirchner terminando su mandato”. “El libro de 2007 era el libro de la presidencia de un hombre activo en la política cuya fuerza era exitosa y revalidado. No lo escribí. En 2010, cuando murió Nestor Kirchner dije "tengo que escribir ese libro". Me emocioné, me apasionó. Me quebró el corazón la muerte de ese hombre que conocía”.
Acto seguido, contó que Néstor Kirchner “nunca creía que había llegado a destino”, y que su fórmula era: “estamos en camino”. Nunca había llegado, y eso a mi me parece formidable. Esa sed que quizás el kirchnerismo, como fuerza política, perdió en sus últimos años. Habría que discutir la idea de que llegamos, nunca llegamos. Avanzamos, pero nunca llegás. Porque aparte, cuando llegaste creaste nuevas necesidades. Cuando llegas creas nuevos derechos”, advirtió.
En ese sentido, el periodista y también militante peronista explicó que con Kirchner “hablé mucho, más que con cualquier otro presidente de Argentina. Y hablé con intensidad y gran respeto. ¿Qué quiere decir con intensidad? Que tuve la suerte de poder discutirle política. ¿Y qué quiere decir con respeto? que aquel presidente con el que muchas veces concordé y otras discrepé, siempre terminó con un gesto de acercamiento. Su gestualidad personal expresaba la voluntad de contener y de seguir”.
Ganas de juntarse
Ya en el final, Wainfeld subrayó que “Kirchner fue una figura super relevante, pero también era un tipo del común, que también cometió errores y tenía límites, hasta de percepción, como tenemos muchos o todos de nosotros”, aunque, sin embargo “siempre se propuso doblar la apuesta”.
“Creo que la mejor forma de preservar su legado y de sostenerlo es pensar lo mismo: tomar los desafíos, seguir adelante, entender que cualquier etapa de retroceso no es definitiva”, sentenció.
Por último contó que incluyó en el libro una casilla de correo para poder comunicarse con los lectores. En ese sentido, leyó el mensaje de una docente entrerriana que narraba su experiencia del día que Néstor Kirchner y Daniel Filmus llegaron a la provincia para solucionar el paro docente, en 2003. “A lo que aspiro con este libro, y que a veces me conmueve, es cuando alguien se acerca y me dice “leí tu libro y me dieron ganas de volver a juntarme”, concluyó.
Entre algunas de las tantas medidas políticas, Wainfeld destacó que “lo primero que hizo, porque Néstor era más hombre de gobierno que de Estado, fue el programa Patria Grande, que regularizó cientos de miles de hermanos migrantes de países vecinos”. En ese marco, el periodista aludió a las medidas discriminatorias del gobierno actual, y haciendo referencia a la historia de migraciones de su familia y de gran parte de la sociedad argentina dijo: “cómo puede ser que personas como yo le cierren la puerta a hermanos de otros países que vienen a hacer lo mismo que hicieron mis abuelos”.