Mancuello, de 46 años, se encontraba gozando de salida sociolaboral -lo que cumplía en un comercio del barrio, en la zona de la Escuela Hogar- y llegó cerca de las 9 de la mañana a la casa de su familia. Cuando intentó abrir la puerta de su vehículo, un Ford Falcon, se encontró con la sorpresiva presencia de un individuo que casi sin mediar palabras comenzó a dispararle con una escopeta de caño recortado: primero le asestó un balazo en la cabeza que prácticamente se la destruyó y no conforme con ello el segundo disparo le dio en el abdomen. Hubo otros dos balazos que no impactaron en el cuerpo de la víctima. Mancuello cayó sin vida al lado de su auto y su ejecutor se dio a la fuga sin mayores problemas. En el hecho interviene personal policial de la Comisaría Cuarta y División Homicidios, bajo la supervisión del juez de Instrucción de turno, Jorge Barbagelata.
Mancuello había sido detenido el 18 de diciembre de 2002, junto a su ex esposa Nidia Rodas y la boliviana Lidia Salazar en el barrio 74 Viviendas de Paraná con varios kilogramos de cocaína. El Tribunal Oral Federal de Paraná lo condenó el 26 de marzo a Mancuello y a Lidia Salazar a siete años de prisión y dejó en libertad a Rodas. La causa fue cerrada, pero en el expediente había pistas que conducían a otras personas relacionadas con el narcotráfico, que nunca fueron profundizadas. Poco antes de su detención, a comienzos de 2001, también fue asesinado un amigo de Mancuello: Alberto Cuqui Velásquez, muerto en un supuesto tiroteo con la Policía, por su presunta vinculación con el tráfico de estupefacientes en la capital entrerriana. Velázquez venía siendo investigado por orden del fiscal federal Mario Silva, en especial por sus vinculaciones con Mancuello y el otro detenido por narcotráfico, Julio Godoy. En realidad, las investigaciones en torno a Velázquez y Mancuello se iniciaron poco después de encontrársele 10 kilogramos de marihuana a Godoy, en las proximidades del Túnel Subfluvial, después de ser seguido por personal policial desde Misiones, donde le estaban haciendo tareas de inteligencia.
En los alegatos del juicio, el entonces fiscal López Arango, había solicitado la pena de siete años de prisión para Mancuello por entender que “este hombre es el personaje central de este hecho. Él era quien emitía las órdenes y decía cómo se realizaban las cosas”. Allí también pidió la pena de seis años de cárcel para Nidia Rodas por considerarla “partícipe activa en el hecho, ya que puso a disposición su casa para que sea el destino final de la mercancía”. Por último López Arango exigió también seis años de prisión para Lidia Salazar, por comprender que “está más que comprobado que Salazar trasladaba la mercancía”. Además el fiscal solicitó al tribunal que “el valor y la eficacia probatorias de las escuchas deben servir como prueba de cargo, ya que todo está probado y verificado por una tarea de inteligencia previa de la Policía”.
Con posterioridad, el defensor de Nidia Rodas pidió la absolución de su defendida por entender que “no hay nada que pruebe que Rodas estuvo involucrada en el hecho”. Marcos Rodríguez Allende dijo: “Dándole crédito a las escuchas telefónicas, en ninguna está implicada mi defendida, ya que no participó del hecho”. Además el letrado sustentó su exposición sosteniendo que “la lógica indica que si uno está esperando siete kilogramos de cocaína no se va acostar a dormir y aparte en la vivienda no había plata para pagar la mercancía”.
Los abogados Gerardo Ormaechea y José María Raitieri, defensores de Ricardo Mancuello, reclamaron la absolución del encartado por entender que en la causa no hay imputados. “El Ministerio Público Fiscal nunca imputó a nadie”, afirmó Ormaechea, quien con posterioridad trazó una conjetura que desacreditaba el trabajo policial. Para el letrado defensor, Mancuello fue un chivo expiatorio porque “la Policía estaba investigando a uniformados que habrían estado en el tráfico de drogas, pero llamativamente cuando la investigación avanzó y se descubrieron hechos objetivos, las pruebas desaparecieron con el resultado final de un Mancuello relacionado con la causa, sin tener nada que ver”.