EL COMUNICADO TEXTUAL
En oportunidad de cumplirse en pocos días el centenario de El Diario, de Paraná, los trabajadores de prensa de este matutino queremos expresar a la opinión pública que lejos estamos de tener algún motivo para festejar, al tiempo que precisamos dar cuenta de cuán profundamente se encuentran deterioradas nuestras condiciones laborales.
Hemos llegado hasta aquí luego de intensas y gloriosas jornadas de protestas llevadas adelante por los trabajadores de prensa en 2012. En este largo camino hemos logrado torcer las arbitrariedades y dilaciones judiciales, y en todas las instancias, que incluso han llegando hasta la Corte Suprema de Justicia, se nos ha reconocido la vigencia del Convenio Colectivo de Trabajo Nº 541/08. Nuestra lucha ha logrado que SA Entre Ríos –empresa editora del periódico–, reconozca finalmente que debe pagarnos el salario según estipula la ley. No obstante, a pesar de los anuncios de buena voluntad, la patronal siempre encuentra maliciosamente resquicios para no abonar totalmente nuestros salarios, tal como lo han establecido las negociaciones en las mesas paritarias.
De este modo, se nos han efectuado recortes del 50% en el pago de adicionales por trabajo en días feriados, y vemos con extrema preocupación que la empresa en los últimos meses ha abonado los sueldos desdoblados, sin anunciar oficialmente las causas de dicho fraccionamiento, ni cómo ni cuándo los termina de saldar, causando zozobra en nuestras familias.
También observamos con gran inquietud, tanto de la mayoría como de la minoría accionaria que controlan la empresa (por acción u omisión), una política de expulsión de los trabajadores de prensa, sosteniendo una directriz sistemática que ha empujado a compañeros de probado e intachable profesionalismo, a solicitar retiros anticipados o pedidos de licencia sin goce de sueldo.
Encontramos en esta tendencia de hostigamiento y desguace del personal en la Redacción la intencionalidad perversa de bajar los “costos” laborales a cambio de una profundización de la precarización laboral. Los puestos de trabajo faltantes no han sido cubiertos por otros trabajadores en blanco, sino que se contrata cada vez más a empleados tercerizados, que facturan por sus producciones, en casos concretos reñidos abiertamente con la legislación laboral vigente.
La situación de la redacción de la Sección Deportes es paradigmática: las ediciones del suplemento en muchas oportunidades son coordinadas, editadas y cerradas por compañeros monotributistas. Asimismo, en una evidente política de empobrecimiento editorial que mella nuestras tareas, de forma deliberada se promueve el uso de escritos realizados en oficinas oficiales de difusión institucional como si fuera material periodístico, bajo el eufemismo de “colaboraciones”.
A ello hay que sumar el progresivo deterioro de las condiciones de trabajo e infraestructura laboral, cuestiones que también conspiran contra la tarea periodística: limitaciones horarias, restricciones de movimiento, mobiliario deficiente, carencia de insumos en los sanitarios, falta de higiene –lo que se traduce en la aparición de cucarachas y hasta roedores en la Redacción–, son algunos de las deficiencias.
Surgen también como una preocupación las maniobras de posible vaciamiento o descapitalización patrimonial de la empresa, mediante la cesión de inmuebles a los socios (mayoritarios y minoritarios) o empresas fantasma que estos regentean.
Más allá de las grandilocuentes expresiones de deseos de enriquecer y modernizar este medio de comunicación, los sucesos narrados –entre otros que hacen a la dinámica de producción–, y el sólo hecho de hojear las páginas de El Diario, dan cuenta de una perspectiva que pone en evidencia el retroceso manifiesto que desde las sombras se ha impuesto a este medio de prensa, alejándolo del liderazgo que supo contar a la hora de instalar en la agenda periodística los temas de interés social. Esta situación hoy hace tambalear a El Diario como futura fuente de trabajo y espacio para la comunicación. Justamente dos derechos humanos inalienables que nos llevan a manifestarnos de este modo por encima de nuestra diversidad ideológica.
Con el deseo de que nuestra palabra llegue de forma franca y sin mediaciones, esperamos su acompañamiento, de la forma que fuese, así como cada trabajador de prensa de este periódico ha puesto la atención a los problemas que distintos actores sociales han presentado para dar a conocer. Esto, creemos fervientemente, nos podrá alentar a seguir comprometidos en la lucha por nuestros derechos, sosteniendo nuestras más íntimas convicciones respecto a la necesidad de la existencia del periodismo en una sociedad democrática.
Trabajadores de Prensa de EL DIARIO de Paraná