El diario Clarín informa en su sitio web que mientras la producción lechera se recupera lentamente luego de cuatro meses de caída continua, tras haber soportado en abril la peor catástrofe climática de su historia, aún se registran faltantes de algunos productos lácteos en las góndolas. Los empresarios de la Industria aseguran que se trata de «un aumento del consumo», pero señala que no hay desabastecimiento, dado que el sector redujo sus exportaciones para llevar más productos al mercado interno.
Tras un encuentro con la ministra de Economía, Felisa Miceli, donde se analizó la situación del sector, los empresarios de esa industria láctea aseguraron que no hay problemas de abastecimiento de sus productos y que los acuerdos de precios suscriptos con el Gobierno «se están cumpliendo a rajatabla».
El presidente del Centro de la Industria Lechera, Osvaldo Cappellini, explicó «ante el crecimiento de la demanda y el problema de caída tan fuerte de la producción (como consecuencia de las inundaciones en la cuenca lechera), la industria ha reaccionado privilegiando el abastecimiento interno, restándole a la exportación».
De todos modos, reconoció que «hay algunas faltantes puntuales», pero la atribuyó a «un aumento del consumo», ya que «la industria redujo sus exportaciones, hasta el nivel del cinco por ciento de su producción, para poner más (mercadería) en el mercado interno».
La realidad, sin embargo, parece muy ajena a las declaraciones de la corporación lechera, tanto como esa fantástica inflación del 1% en el interior del país que determinara el INDEC según sus últimos relevamientos.
Los últimos datos oficiales del SENASA, aseguran que las exportaciones crecieron, en el primer trimestre de 2007, un 34% en volumen y 35% en divisas. En total fueron 106.419 toneladas de leches y quesos por un valor de 246.482.000 dólares. Por tanto, hasta que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria no brinde datos actualizados, las palabras de los representantes de la industria carecen de bases sólidas.
Con respecto a los avatares climatológicos que sacudieron a Santa Fe y Entre Ríos, es cierto que influyó en la producción lechera pero el sector ya venía demostrando problemas de abastecimiento en el mercado interno producto de que muchas firmas se habían volcado, algunas por completo, a producir leche en polvo para el mercado externo debido a que los precios internacionales alcanzados son más que seductores: una tonelada de leche en polvo llega a alcanzar un valor de 3500 a 4000 dólares, uno de los precios más altos, sino el mayor de la historia.
Hace exactamente un mes, DIARIOJUNIO, publicaba un relevamiento hecho a propietarios de almacenes y minimercados que aseguraban, facturas mediante, que la suba en derivados como el queso, en lo que respecta a marcas de segundo y tercer orden, llega a alcanzar un 40% en un período menor a los treinta días. Las grandes empresas, tales los casos de Sancor y Serenísima, tuvieron aumentos menores e, incluso, algunos productos estaban congelados desde hacía semanas, ya que respetan el convenio de precios máximos acordado con el gobierno nacional.
Sin embargo, los distribuidores consultados hoy por este medio aseguraron que tanto Sancor como Serenísima tuvieron movimientos en sus listas de precios que rondan el 10% promedio y que la entrega de productos continúa siendo limitada e insuficiente para abastecer el mercado local.
Un dato curioso lo aporta el hecho de que, a pesar de los aumentos, estas dos empresas líderes están prácticamente al mismo nivel de precios que otras marcas de segunda línea que no han acordado convenio alguno con el gobierno nacional.