A causa del vandalismo la escuela 74 se convierte poco a poco en una fortaleza

Según relataron docentes del establecimiento y esta mañana confirmó la supervisora zonal de la Dirección Departamental de Escuelas, Mercedes Benítez; el problema no es nuevo, y es algo con lo que los alumnos y docentes vienen conviviendo hace tiempo. Tanto durante la mañana como en el turno tarde, el edificio es blanco de innumerable cantidad de piedrazos, que se estrellan contra las ventanas del edificio. Hasta ahora el problema no excedía de los ruidos que ocasionaban las piedras cuando golpeaban en los parasoles metálicos, que resguardaban las ventanas de vidrio; sin embargo el pasado lunes gran parte de las ventanas se hallaban desnudas. Alguien por la noche había robado las persianas. El episodio déja vú, ya había ocurrido años atrás en la planta baja del edificio y en esa oportunidad, la provincia resolvió colocar mallas antivandálicas en lugar de reponer los parasoles, previendo que serían nuevamente robados.
Ahora, pasó lo imprevisto; las manos anónimas se hicieron también de los parasoles de la planta alta del edificio, que cabe aclarar, son pesadas estructuras metálicas, del tamaño de las ventanas, que se fijaban a estas por medio de tornillos.
Si bien parece una tarea titánica, los docentes explican que en realidad no lo es tanto, ya que los vándalos, entran y salen del edificio cuando quieren, y que ya es habitual llegar al edificio y notar que falten cosas o que estén destruidas. Tanto la profesora Noemí Gómez, que habló ayer con DIARIOJUNIO, como la supervisora zonal Mercedes Benítez, se manifestaron incapaces de identificar quienes serían o que motivos tendrían estas personas para ocasionar tales daños, más que el simple placer por hacerlo.

CAYO PIEDRA SIN LLOVER
El establecimiento que desde hace años, es blanco del vandalismo se convierte poco a poco en una cárcel, los muros perimetrales, como es de estilo, se constituyen de bloques de hormigón armado, ya las ventanas de la planta baja hace tiempo que están protegidas por mallas de metal desplegado, para evitar que los piedrazos rompan los vidrios o lastimen a los alumnos.
Ahora, éste mismo tipo de protección se colocará en el segundo piso. La escuela se está convirtiendo poco a poco en una fortaleza. Ésta al parecer es la única solución al problema del robo y el vandalismo.
Consultada al respecto, la supervisora zonal de educación, señaló que luego de haber solicitado una guardia policial, “nos pusieron un policía en moto el primer día pero no se quedó de noche, y esta mañana había un patrullero, pero no se si se quedarán toda la noche”
No obstante, no es un dato menor, y no puede ser despreciado, la falta de custodia permanente en el edificio, por parte de la Policía y no cabe duda que la fortificación del edificio es por ahora la única solución de emergencia que garantice las clases. Pero ¿Cómo volver a una escuela sin rejas?

LA INTERACCIÓN CON EL MEDIO
De acuerdo a los testimonios vertidos por docentes y directivos a DIARIOJUNIO, podría establecerse que hay por lo menos dos grupos distintos que cometen daño contra el edificio, y por elevación a sus alumnos. Por un lado, los que ingresan por la noche, y roban o destruyen, y por otro los que arrojan piedras hacia las ventanas en horario escolar. En cualquier caso, las dos acciones contra el edificio dan la pauta de la forma en que es visto el establecimiento por -al menos- ese sector que lo tiene como blanco de su acción destructiva.
Y es que la escuela es el único edificio de grandes proporciones, y el único edificio público, en medio de un barrio donde predominan las casillas de madera, o viviendas del programa de autocostrucción, pero en cualquiera de los casos, se trata de familias humildes.
Sin embargo, la escuela no cumple otra función más que la de dar clases de nivel primario y secundario, y como comedor-merendero. En rigor, tareas fundamentales y para nada despreciables, pero que sin embargo, sigue siendo una institución que excluye a un importante sector de esa comunidad en la que está inserta.
Por supuesto que no es ni fue construido con fines más amplios que estos, pero, hace al entendimiento del drama social que hoy gira en torno a ella, el análisis de su función dentro del medio.
Según este punto de vista, tal vez surjan nuevas respuestas, nuevas soluciones a este problema, que, aunque sea por garantizar el dictado de clases, termine solucionando otras demandas; interactuando más activamente con el resto de la comunidad que la rodea. Permitiendo cambiar la imagen de lo que la escuela representa para la comunidad en su totalidad, y por consiguiente ésta se avoque a protegerla, entendiéndola como suya. Un slogan muchas veces pronunciado, pero que no siempre se hace carne.

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