Todo esto está retratado en un número especial (el último) de “Junio” que, por aquellos días, era un semanario de papel y no como ahora, un diario digital.
Allí contábamos que “los pobres, desesperados y hambrientos habían ganado las calles” y que, entre ellos y mezclados en esa necesidad, se observaban delincuentes de distinta monta, lumpenes y buscas.
Los saqueos más importantes, comenzaron en Concordia el sábado 15, cuando alrededor de un millar de personas comenzaron las tomas de los 3 supermercados Maxi-Total (el de calle Diamante, el de Bv. San Lorenzo y el de calle Laprida) que ya habían cerrado sus puertas pero que tenían mercadería en sus góndolas. El domingo, desde horas tempranas, el ir y venir de cientos y cientos de personas y carritos de la zona sur era incesante, se dirigían al súper ubicado en calle Laprida y ya para la tardecita-noche, el objetivo fue el hipermercado. En otras palabras, el lunes 17 la situación ya era verdaderamente caótica, había miles de personas en seis lugares simultáneamente.
Los saqueos siguieron en Rosario y en el caso de Entre Ríos, a Concordia la siguió la vecina C. del Uruguay y luego Paraná.
El caos, los saqueos y el desquicio, tuvo efecto dominó y aunque para cualquier persona razonable, la situación se presentaba como imparable, el presidente no percibía lo mismo. Las imágenes televisivas infundían miedo, mostraban recurrentemente cientos de saqueos y a un comerciante coreano llorando desesperado porque le habían arrebatado toda la mercadería (su patrimonio) de su minimercado. En ese marco, el presidente Fernando De la Rua hizo gala de su autismo y el viernes 21 llegó a decir “está todo controlado y los saqueos no deben ser motivo de alarma”, no le duró mucho, a las pocas horas decretó el Estado de Sitio y la represión se cobró decenas de muertos mientras él huía desde el techo de la Casa Rosada.
HECHOS …
Ya se dijo que los saqueos comenzaron el sábado 15 y que durante ese día y el domingo los principales objetivos fueron los 3 Maxi Total ; que el domingo a la noche la gente comenzó a apostarse en el hiper (que en ese momento pertenecía a la cadena de hiper Norte) y que el lunes la situación se había extendido de tal modo que los saqueos ya se hacían en los barrios y en pequeños bolichitos y carnicerías.
Ese lunes, un semáforo detuvo a un camión frente al hiper Norte y una masa de más de 100 personas se abalanzaron sobre él y lo saquearon. No tenía comestibles, apenas toallitas femeninas y pañales, pero el desquicio se había apoderado de la situación.
“la gente está perdiendo el miedo”, nos dijo un dirigente social que, el domingo a la noche recorría la vivienda de sus vecinos para organizar el lunes una marcha hacia el PROMIN donde aseguraba que había 5.000 bolsas de comestibles para repartir.
El ministro de gobierno de Sergio Montiel era Enrique Carbó y desapareció de los lugares que solía frecuentar. Concordia era uno de esos lugares, donde venía bastante habitualmente por razones que siempre se sospecharon ajenas a su ministerio.
Quien se hizo cargo de la situación fue el ministro de Acción Social Rubén Villaverde junto al entonces Intendente Hernán Orduna y otros organizaron un comité de crisis.
De todos modos, en los momentos más álgidos, el poder con el que la multitud negociaba era la policía, en rigor, los únicos que se hicieron cargo de la situación.
Aunque se produjeron escaramuzas fuertes, la orden era no reprimir, aguántense todo, insultos, gritos, piedras, pero “no peguen ni se dejen pegar” era la orden, según lo que observó y escuchó Horacio Osorio, uno de los cronistas del semanario Junio (hoy Diariojunio).
Y TESTIMONIOS EN CONCORDIA
Guillermo De Castelli de la zona sur nos dijo “nosotros avisamos que esto iba a suceder hace ya varios meses, lo veníamos viendo, era algo que ya estaba rondando la cabeza y la imaginación de la gente. Saca la cuenta que menos del 30 % de la gente de esta zona tiene trabajo”.
Mientras entrevistábamos a Castelli alrededor de él había varias personas a quienes consultamos para conocer sus situaciones : Julia (30 años) es viuda y tiene a su cargo 7 chicos ; Claudia también tiene 30 años y seis hijos y su marido no cobra hace 6 meses.
Adriana es soltera, tiene 24 años y 3 hijos. Los testimonios de estas mujeres recogidos por Federico Odorisio, coincidían en que “esto va a seguir así hasta que haya trabajo”.
Otro de los testimonios pertenece a Cecilia quien aseguró que atiende un comedor al que le dan partidas para 120 personas pero que ella tiene que dar de comer a 240. además, señalaba que esas partidas debían destinarse a niños, embarazadas y ancianos pero que llegan personas con hambre y no le podemos negar un plato de comida y no damos abasto.
“Concordia es la cuna de la bolsita de alimentos, de la chapa de cartón y hay mucha gente pobre dispuesta a que esto no siga así. No subestimemos porque la gente ya sabe lo que quiere. Yo se que al romper un vidrio estoy violando la propiedad pero lo que sucede es que el sistema y los políticos han violado primero nuestro derecho a vivir con dignidad. Ese derecho es el que tiene toda la gente, pero se lo quitaron cuando se la dejó sin trabajo, sin educación y sin salud”.
EL ORDEN
No fueron los palos, las balas y las muertes las que trajeron tranquilidad a la población, fue el trabajo, la mejora en la calidad de vida y la esperanza de suponer que mañana será mejor, lo que comenzó a cambiar nuestra geografía social.
Capital y Gran Buenos Aires viven hoy el problema de las ocupaciones de tierras.
Hoy el problema de los sectores más desprotegidos no es la comida, es la tierra y la vivienda y eso también es parte de la dignidad de las personas que debe ser resuelto por los gobiernos, sin vueltas.
Recordar como se resolvió aquella hambruna, nos debe obligar a repetir esa experiencia, no a olvidarla. Y no estaría mal desconfiar cuando lo primero que sale de la boca de un dirigente político es “el orden” y no “los derechos”.