A 65 años del célebre congreso de filosofía de Mendoza: El Siglo XXI es la hora de la superación individualista

Y agregó: “En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la colaboración social y la significación de la humanidad constituyen hechos, no tanto deseables cuanto inexorables. La llamada lucha de clases, como tal, se encuentra en trance de superación. Esto en parte era un hecho presumible”. (Ob. cit. – Cap. XIII, pág. 20).

También enseñó: “…es preciso que fundemos su verificación en la superación individual como premisa de la superación colectiva. Los rencores y los odios que hoy soplan en el mundo, desatados entre los pueblos, y entre los hermanos, son el resultado lógico, no de un itinerario cósmico de carácter fatal, sino de una larga prédica contra el amor. Ese amor que procede del conocimiento de sí mismo e, inmediatamente, de la comprensión y la aceptación de los motivos ajenos”.

Finalmente sentenció que: “Nuestra comunidad tenderá a ser de hombres y no de bestias. Nuestra disciplina tiende a ser conocimiento, busca ser cultura. Nuestra libertad, coexistencia de las libertades que procede de una ética para la que el bien general se halla siempre vivo, presente, indeclinable. El progreso social no debe mendigar ni asesinar, sino realizarse por la conciencia plena de su inexorabilidad. La náusea está desterrada de este mundo, que podrá parecer ideal, pero que es en nosotros un convencimiento de cosa realizable. Esta comunidad que persigue fines espirituales y materiales, que tiende a superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más buena y más feliz, es en la que el individuo puede realizarse y realizarla".

Desde aquellos tiempos los peronistas nos caracterizamos por practicar “revoluciones democráticas” y ejecutar el axioma que reza “Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar”. Tales revoluciones democráticas son aquellas en las que el pueblo con su voto avala las realizaciones de un gobierno, y esto, ni más ni menos, fue lo que hizo Juan Domingo Perón entre 1945 y 1955. Aunque luego la fuerza, que es el derecho de las bestias, se encargó de destruir todo lo construido.

En los últimos diez años los peronistas hemos derrotado en las urnas al paradigma “individualista o liberal” y pusimos en práctica la “colaboración social”, que no solo en Argentina y Latinoamérica, sino a nivel planetario, parece ser el signo del Siglo XXI. Dan cuenta de ello posturas actuales de líderes mundiales como el Papa Francisco o el presidente norteamericano Barak Obama.

Hubieron de transcurrir cuarenta y ocho años para que la doctrina nacional, popular y cristiana llegara nuevamente al poder de la mano de Néstor Carlos Kirchner y se plasmara en la continuidad de Cristina Kirchner en lo que el pueblo hoy llama “La década ganada”.

“No obstante nos preocupa la permanente acechanza de los grupos de poder, tanto internos como externos, que representan a aquellas clases dominantes acostumbradas a vivir a costillas del pueblo y a explotar a los trabajadores” (ob. cit. “30 años” E.T.C.)

Hoy nos moviliza cuidar la continuidad de la democracia popular, igualitaria e inclusiva. Para ello desde Entre Ríos aportamos un hombre como Urribarri, nacido de las entrañas mismas  del peronismo, que ha dado fe de la defensa y compromiso con la conducción estratégica de Cristina Kirchner y el proyecto nacional y popular.

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