A 6 meses de la muerte de Claudia Bertoldi por mala praxis, su familia exige que la causa se eleve a juicio y que la imputada deje de ejercer

Claudia Bertoldi no tenía antecedentes médicos ni enfermedades preexistentes, pero falleció mientras le suministraban dióxido de carbono a través de un tratamiento conocido como carboxiterapia. Ese tratamiento tuvo lugar en un centro kinesiológico de Concordia – ubicado en aquel momento en calle a Urquiza al 1000 (se mudaron después del hecho) – cuyos propietarios son Soledad Mitre y Federico Girardo, ambos kienesiólogos. «El día que Claudia salió del consultorio y mientras intentaban reanimarla en el Garat, yo estaba en shock. Girardo se puso a disposición nuestra, pero apenas empezó la Investigación no apareció nunca más. Ni siquiera para pedirle perdón a mis hijos», recordó Guillermo White, esposo de la víctima. «Pasan por mi casa haciendo deporte y delante de mis hijos sin vergüenza», agregó.

Poco más de un mes del hecho, coordinador general del Ministerio de Salud, Germán Coronel, afirmó que el centro de kinesiología donde se practicó la estética «no estaba autorizado por ese ministerio». Tras ello, y con las pruebas forenses ya presentadas, el Juez de Garantías Francisco Ledesma, imputó a Mitre por el delito de «homicidio culposo o imprudente por mala praxis», lo que motivó al fiscal Nuñez a decir en este mismo medio que «la causa podía ser elevada a juicio antes de fin de año». Sin embargo, nada de eso pasó.

«En aquel momento Nuñez dijo que había una amplia e importante recolección de pruebas y que ya estaba todo listo para avanzar. Por lo que no entendemos porqué todavía no se elevó a juicio ni qué lo impide», explicó el hermano de la víctima. «Ya pasaron 6 meses y estamos muy preocupados, no podemos ni queremos seguir esperando. El fiscal nos dijo primero que iba a ser en diciembre, después al final de enero, cuando termine la feria, finalizó esta y seguimos igual».

En cuanto a las pruebas recabadas, Bertoldi recordó las palabras del coordinador general del Ministerio de Salud respecto a la inhabilitación de los kinesiologos para llevar adelante ese tratamiento y sumó que tampoco tenían una emergencia preparada para casos como los de Claudia. «Los kienesiólogos no estaban autorizados particularmente  para ese tratamiento. En la autopsia que le hicieron en Paraná dijeron que le inyectaron gas en las venas y eso provocó que le explotara el corazón. Es evidente entonces que no estaban preparados. No fue un error, fue una mala praxis y podría haber sido cualquier otra persona».

Sobre la postura del Colegio de kinesiologos en esta situación, Bertoldi afirmó que «se manejaron en un gris dudoso. Si bien no negaron que podían hacer este tipo de tratamiento, tampoco lo afirmaron. Dijeron que había muchas cosas que no se podían hacer, pero que puertas para adentro ellos puede se realizar cualquier tratamiento. O sea, no dijeron dicen que si ni que no. Se lavaron las manos», resumió. «La gente no entiende la peligrosidad de esta práctica y a ellos (por Mitre y Girardo) parece no importarles nada. Hacen esto porque un sesión de kinesiología vale $ 500 y este tratamiento $ 6000. La avaricia de esta gente hizo que por dinero muera una persona», concluyó

Consultorio estético

Detrás de la causa judicial, una familia destrozada.

Guillermo White es el esposo de Claudia y quien tuvo que explícarle a sus tres hijos de 5, 13 y 21 años que su mamá murió en un centro de estética. «No fue un accidente de tránsito, no estaba enferma ni tuvo un ACV fulminante. Murió por la impericia de dos personas que le pusieron una inyección con gas en el corazón. Y lo que más me enoja es que no se hacen cargo de nada», sentenció.

«Mi esposa gozaba de una salud espléndida, 46 años y nunca tuvo un problema. Contarles a mis hijos el motivo por el que falleció fue muy difícil y lo sigue siendo. Esto es un día a día y uno va transitando como puede, sobretodo por los más chicos. Cada uno lo va digiriendo de a poco y seguimos viviendo como podemos», explayó. «Yo Sigo sin entender qué pasó, cómo se pusieron a hacer cosas que no sabían, cómo pusieron en juego la vida de alguien y mucho menos entiendo cómo no pueden asumir su responsabilidad».

En el mismo contexto, White sostuvo que se había mantenido sereno hasta el momento porque no había visto a Mitre y Girardo en ningún lado, «pero ahora pasan todo el tiempo por mi casa, corriendo como si nada. Mi hijo de 13 años, que ya entiende todo, también los ve y es terrible contenerlo por que sabe todo. Yo siento que no les importa nada. Pasan por acá haciendo deporte y nunca pararon a pedir perdón», finalizó.

FISCAL MARTÍN NUÑEZ 

Por ultimo, Alberto Bertoldi advirtió que los kienesiólogos cambiaron de dirección la estética y siguen trabajando con normalidad. «Necesitamos que se actúe con rapidéz porque queremos justicia por nuestra hermana y para que no haya otra Claudia. Mínimamente ellos no deberían poder volver a ejercer», concluyó. 

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