Hoy debería ser una jornada de festejo y celebración pero se transformó en un día de tristeza y de dolor.
Aquel 10 de diciembre de 1983, cuando Raúl Alfonsín asumió la presidencia, soñábamos con otro país, una Argentina en la que la violencia y la intolerancia fueran cosas del pasado, al igual que el hambre y la indigencia.
La visión política, el coraje, la tolerancia y la honestidad con que Alfonsín condujo su gobierno fueron la base en la que asentó la nueva democracia. Pero aún tenemos una tarea inconclusa para construir aquel país que soñamos.
Vamos a lograrlo con nuestra gente, con nuestro esfuerzo, con nuestros ideales, y sobre todo, con nuestros valores.