Los cuatro fueron detenidos entre 1975 y 1976 en Paraná, Diamante y Rosario del Tala y pasaron por el Escuadrón de Comunicaciones de la ciudad, uno de los Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en el ámbito de la ciudad y de los tantos que existieron en la provincia. Los ex detenidos, relatan haber visto al entonces Teniente Primero Appiani, entre otros imputados como el General Díaz Bessone, el General Juan Carlos Trimarco y otra veintena de represores.
La presentación fue hecha por los abogados Marina Barbagelata y Gamal Taleb, quien es hijo de dos de los querellantes, y como las anteriores, acompañada desde el Registro Único de la Verdad.
Jorge Taleb, detenido en Diamante en junio de 1975, fue sometido a consejo de guerra y recorrió numerosos penales del país hasta que en 1982 recuperó su libertad. Taleb dice que decidió presentarse, porque “con la derogación de las “leyes del perdón”, promovida por el gobierno del presidente Kirchner, creemos que en esta oportunidad podemos lograr a través de la Justicia que se castigue a los genocidas”. Haciendo referencia a la polémica desatada por declaraciones del diputado Solanas, referidas a Aldo Bachetti, Taleb dijo que “lo apenaba que lo que es un día de júbilo para todos nosotros, que estamos consiguiendo la tan ansiada posibilidad de justicia, se vea empañado por las lamentables declaraciones de Solanas, que no agravia solamente a nuestro compañero Aldo Bachetti, con quien somos totalmente solidarios, sino a todos quienes somos sobrevivientes de la dictadura genocida y hoy seguimos luchando por conseguir justicia”.
Su esposa, Oliva Cáceres, fue detenida en Diamante el 24 de marzo de 1.976 junto a unas cuarenta personas y trasladada a Paraná, donde, según dijo, vivió “seis años de horror, como bien sabe nuestro pueblo”.
“Mi hijo Gamal tenía tres meses”, cuenta Oliva, “y hoy siento que la semilla estuvo bien plantada”, dijo “refiriéndose a que es su hijo quien la representa, “no podría tener un mejor defensor que él, porque nos ha visto, nos conoce, esta comprometido con sus padres, no solo afectivamente sino fundamentalmente comprometido con todos los jóvenes de aquella época, con todas las madres que aún lloran a sus hijos”.
“La reapertura de las causas nos produjo una gran alegría, continuó, una esperanza, uno siempre piensa que debió ser antes, pero las cosas tienen sus tiempos, siempre hay una oportunidad para recomenzar, para que quienes tienen la responsabilidad de decirnos donde están los que ya no están, quienes torturaron, que se hagan cargo, tienen una oportunidad histórica, tienen la garantía de un juicio justo y garantías constitucionales, que fue lo que no tuvimos nosotros ni los que ya no están”.
Por su parte, otro de los querellantes, Ramón Gutiérrez, relató: “ El 26 de julio del 76 me levantaron de mi casa de madrugada y me secuestraron. Era casado, vivía en el barrio Las Flores. Tenía 6 hijos y trabajaba en la construcción, como albañil. Militaba en la JP, por eso me detuvieron, luego me trasladaron por todas las cárceles. Hoy tengo 11 hijos, no vengo en busca de revancha, solo busco justicia, no quiero que le hagan a otros hermanos lo que me hicieron a mí. Simplemente por eso me presento como querellante, no quiero que el día de mañana a alguno de mis hijos o de mis nietos le vaya a suceder lo que me sucedió a mí. Yo creí en un proyecto, creí en la militancia peronista, y hasta el día de hoy sigo siendo peronista, ahora a mis 56 años sigo creyendo en el proyecto, pienso que es posible construir una sociedad más justa, como la que pensamos, quizás fallen algunos hombres que deben llevar ese proyecto adelante”.