Fue raro, y es raro en el ambiente de los medios de comunicación, pero con el paso de este año y piquito me fui acostumbrando.
Me acuerdo ahora de una frase que escribí el 7 de junio de 2009, cuando trabajaba en diario El Sol, y había creado mi blog personal www.elmovilero.blogspot.com, para poder decir lo que en ese diario no podía. Incluso para publicar las noticias completas, porque en El Sol, a menudo salían recortadas o “retocadas” por la pluma de Luis Mazurier. (Después, cuando renuncié me hizo firmar una declaración diciendo que nunca me censuró. Si no lo hacía, no podía cobrar mi sueldo. ¡Eso si que era censura!, ahí si que no había libertad de prensa)
En ese Blog, publiqué una vez: “Nuestra profesión (periodismo) es profundamente confusa, porque trabajamos para decirle la verdad a la gente, pero quienes pagan nuestro salario pretenden exactamente lo contrario”. Estaba descreído del oficio de periodista, cuando me fui de ese medio, honestamente pensaba dedicarme a otra cosa, más ligada a lo cultural.
Sin embargo, con los primeros 30 días de escribir en Diario Junio, me volvieron las ganas de todo. En los primeros meses, me ocupé de hacer todas las notas que no había podido hacer en El Sol; incluso algunas eran primicias, a pesar de que habían ocurrido hacía meses, porque no habían salido en ningún otro medio.
Cuando llegó el 7 de junio el año pasado, hacía 15 días que escribía para Diario Junio y pensé en compartir esta anécdota, pero las dudas, y sobretodo el escepticismo que nunca falta (y esta bien que así sea porque es una herramienta vital para este oficio) me llamaron a un silencio prudente; “Vamos a ver que pasa” pensé, “vamos a ver cuanto dura” y de veras que duró.
Por eso es que el título de esta nota es: 380 días de libertad de prensa, porque es la cantidad de días que llevo escribiendo para este diario, y no he tenido entonces un solo episodio de censura, no hubo una sola nota que haya escrito que no fuera publicada, ni que fuera recortada.
Se dice a menudo que uno no valora las cosas hasta que las pierde y es cierto, como también lo es, que cuando no se tuvo libertad, se valora mucho más ese derecho.
La Independencia y la Objetividad
Es por eso que hoy ya no siento la necesidad de hablar de la censura, ni de escribir en mi blog, que a estas alturas se ha reducido a un archivo personal de las notas de opinión e informes especiales que escribo en Diario Junio. Más bien de lo que sí me gusta hablar es de la libertad, y de la independencia, dos cosas que sí hay y de las que puedo gozar en el ejercicio de mi oficio en este medio.
Ahora bien; al solo efecto de aclarar conceptos, porque me ha sorprendido la cantidad de personas que los confunden de una manera abismal y hasta peligrosa, es imprescindible que hablemos el mismo idioma y entendamos lo mismo por lo que las palabras significan.
Quiero definir aquí dos conceptos:
INDEPENDENCIA: Significa que la pluma de un periodista no depende de ningún poder superior a su propia conciencia. Es decir, que no recibe dinero u otro tipo de dádivas para escribir a favor o en contra de alguien, o para ocultar la verdad, y que no es censurado en el medio de difusión.
En este punto no es un dato menor que la publicidad, ya sea oficial o privada, no es una dádiva, debido a que es un servicio (un spot publicitario en radio, o un banner en un sitio Web) que tiene un costo. Y allí donde termina el spot, o la publicación publicitaria, termina el servicio, y los auspiciantes lo contratan en función de la visibilidad que tendrá, ya sea por el número de oyentes o lectores, o por el tipo de audiencia, que puede ser mas especifica de acuerdo al tipo de producción periodística.
OBJETIVIDAD: La objetividad, es una cosa imposible que se puede comparar con la neutralidad. Y de hecho, si fuera posible, es decir si fuéramos como calculadoras que nunca suman distinto, sería muy provechoso y sería perfecto. Pero como lo explica el filósofo alemán Friedrich Nietzsche; “No hay hechos, solo interpretaciones” y a menudo los periodistas que se presentan como objetivos, no lo son, porque uno siempre está opinando, uno siempre está leyendo la realidad, interpretándola, a partir de un punto de vista humano. Porque antes de ser periodistas, somos ciudadanos, padres, hermanos, peronistas, radicales, progresistas o conservadores. Y es desde ese punto de vista, de la vivencia personal, o de nuestra cultura o tradición familiar, que formulamos las preguntas y desde esa visión nuestra es que decidimos cual es el título, cual el copete; en definitiva: “Cuál es la nota”.
Todos lo hacemos, la diferencia radica, en que algunos lo hacemos honestamente, reconociendo nuestras opiniones personales, y otros lo hacen amparados en la mentira de la objetividad o la neutralidad, confundiendo al interlocutor, que nunca termina de entender, sobretodo si no es crítico, que significa esa palabra.
Creo que en eso radica el error de conceptos, y por ello quizás sea que muchas personas confunden Independencia con objetividad y terminan exigiendo imposibles.
Desde mi punto de vista, que es de la única forma que sé escribir, y como lo hacemos todos, lo más honesto es reconocer quienes somos, y de donde venimos; ser coherentes, tratando de hacer lo que pensamos y lo que decimos.
Tomo una frase de mi compañero de redacción, Guillermo Coduri: “La subjetividad no es un sombrero que pueda dejarse colgado en el perchero cuando llegamos a la redacción” Y como no puede hacerse, estaría muy mal que lo ocultáramos.
En los últimos días, tuve un entredicho personal con una persona que tenía esa dificultad para comprender los conceptos, y llegó al punto de acusarme de ser un periodista dependiente del poder político, e incluso de escribir lo que el gobierno me dicta. No necesito contestarle sobre esas apreciaciones; hay varios funcionarios del gobierno que no me dan entrevistas, y no me atienden el teléfono a causa de algunos informes especiales que hemos escrito desde Diario Junio.
Y así como esta persona pensaba que soy parte de una corporación mediática oficialista, porque no pienso como él, hay funcionarios que creen que soy parte de una corpo mediática de la opo, o que tengo un problema personal con alguno. ¿Tan difícil es entender que uno tenga sus propias convicciones y que haga periodismo desde ese punto de vista?
Nos han llenado la cabeza de estereotipos, durante muchos años, y es hora de despejar neblinas: Clark Kent, no existe, es un personaje animado, que cuando está de franco se convierte en superman. Lo mismo pasa con Abril (la periodista de las tortugas ninjas)
Los que existimos somos los de carne y hueso, que además de escribir sobre lo que pasa en la ciudad, tenemos una vida, una historia, una cultura, una tradición, una formación, y algunos también filiación política. Esto no implica de ninguna forma que podamos cruzar la línea que delimita nuestro espacio de juego, La VERDAD.
Pero romper con el estereotipo, con el verso de la objetividad, nos permite empezar con el pie derecho, porque nos permite comenzar el diálogo con los lectores, a partir de una verdad, Acá estoy, así pienso, y esto es lo que opino, pero puedo hacerlo, porque hay libertad de expresión y libertad de prensa.
El 7 de Junio es el día del periodista porque es el aniversario de la primera edición de la Gaceta de Buenos Aires, el periódico dirigido por Mariano Moreno que era un periódico insurgente, que tenía un claro y definido matiz político y era además la voz oficial de la primera Junta del gobierno revolucionario. No fue el primer periódico editado en el Río de la Plata: Fue el primer periódico del Estado Republicano que hoy es Argentina. Y seguro, pero seguro, que el destituido Virrey Cisneros no escribía ahí.