Inicialmente el voluntariado funcionó en el salón del “Centro Humanista”. La experiencia se cimentó en un proyecto de actividades que se inscribían en los tres niveles de prevención. Además del proyecto, que le dio horizonte, un rumbo a la tarea, sus principios esenciales fueron: la ausencia de retribución económica y la independencia de las instituciones políticas partidarias y religiosas. El único objetivo es ayudar, dentro de las posibilidades del grupo, a acompañar y contener a personas en situación de riesgo de suicidio.
El proyecto toma las posibilidades de tiempo y saberes de los voluntarios. Cada uno ha donado parte de su tiempo y sus conocimientos. De ese modo, en estos tres años hemos desplegado innumerables charlas informativas, de capacitación, sensibilización sobre la prevención de las conductas autodestructivas en los ámbitos de la educación, la salud, seguridad, justicia, medios de comunicación etc. con ese mismo objetivo, hemos organizado con otras instituciones caminatas por la vida, murales para la toma de conciencia preventiva (uno maravilloso realizado por la artista Sandra Fernández en Gobernador Cresto y Córdoba), etc. Hemos creado espacios para la promoción de la salud mental en conjunto con la Biblioteca Julio Serebrinsky con proyectos tales como “Leer por leer” o el “Cine debate”. Hemos colaborado con charlas informativas sobre la prevención del suicidio en la mayoría de las localidades de nuestra y otras provincias. Hemos ayudado a la formación de grupos voluntarios en Entre Ríos y contribuido a fundar la “Red entrerriana de voluntarios para la prevención del suicidio”. En estos tres años creamos diversos dispositivos preventivo-asistenciales, tales como “Terapias de grupo”, “Taller de expresión para adolescentes”, “Acompañados”, un espacio para la contención y acompañamiento de personas solas y sin grupos de pertenencia, “Acompañarte”, “Escritura creativa”, taller de fotografía, taller de tejido, espacios de consulta y orientación telefónica etc.
Este periodo pospandémico ha empeorado, como toda crisis, la salud mental de las personas, ha generado mayor vulnerabilidad emocional y por lo tanto exigido mayor esfuerzo de acompañamiento y contención psicológica.
Es difícil traducir todas las vivencias conmovedoras que hemos transitado en estos tres años. La enorme emoción que sentimos de ver expresado en ellas tanto amor y solidaridad por parte de sus integrantes.
En un mundo atravesado por el egoísmo, el individualismo, la violencia y la indiferencia, “lazos en red” sostiene esperanzas, sentidos y utopías. En este día tan especial para nuestro voluntariado solo quiero agradecer a aquellos que silenciosamente han puesto su tiempo y su vida en una experiencia tan noble: Amalia Ayala, Angélica Romero, Bernardita Zallisñack, Cristina Jachuc, Laura Colugnatti, María Emma Papetti, Silvia Fernández, Verónica López, Mónica Mascetti, María Freitag, Nancy Zanandrea, Laura Brodsky, Mercedes Combis, Verónica Blanco, Estefanía Laner, Daiana Pérez Conti, Cecilia Caraballo, Eliana Reniero, Eloisa Azanza, Ignacio Moreira, Itatí Fernández, Jimena López, Romina Fernández, Lucía Rossatto, Mariela Género, Paula Silveira, Tamara Moreira, Valeria Benítez, Victoria Gómez y muchas personas más que han participado amorosamente de “Lazos en red”.