25 de Mayo: Un modelo productivo, las nuevas dependencias y un debate necesario

Para Alcira Argumedo, en este proceso  “hay que considerar las concepciones de las vertientes populares de la emancipación: San Martín, Artigas, Belgrano, Güemes, entre otros”.

“En América Latina se formularon las ideas más avanzadas en términos de un humanismo radical a partir de estas vertientes populares de emancipación” señala la investigadora para indicar que por ejemplo “en la Revolución Francesa se plantea  la libertad, igualdad y fraternidad pero para los franceses blancos, mientras conservaban la colonia en Haití con toda naturalidad; del mismo modo en la Constitución liberal de Estados Unidos de 1781, los hombres se consideran libres e iguales, propietarios, representativos, republicanos y federales, pero los negros son esclavos y a los indígenas hay que masacrarlos.

Por el otro lado tenemos otras propuestas – en el caso de Artigas, San Martín, Bolívar, y otros- en donde no solamente se plantea la libertad de esclavos y la  eliminación de la servidumbre de indígenas sino también el reconocimiento pleno de estas ‘supuestas castas inferiores’.

Esto significa un adelanto de más de un siglo respecto a los países de occidente y hay que pensar que mientras en 1815 Artigas plantea la eliminación de la esclavitud y el reconocimiento como ciudadanos plenos, en Estados Unidos, los negros recién alcanzan este reconocimiento en 1965, 150 años después”.

Argumedo explica que esto significó una recuperación de lo que se considera como “los mejores aportes de las culturas indígenas” y añade que “estas ideas no surgieron de la nada sino que gran parte de las tropas de estos libertadores eran indígenas, negros, mestizos y mulatos”.

La socióloga indica que esto marcó a los referentes políticos de la época que se empaparon de esta cultura y de estas concepciones. “En las culturas precolombinas no existía la palabra ‘pobre’, eran sociedades que más allá de que fueran estratificadas o igualitaristas,  no concebían  la existencia de sectores de la sociedad que no cubrieran sus necesidades materiales y espirituales dentro de determinados patrones culturales”.

“La consigna igualitarista de Artigas era ‘naides es más que naides’ y estos elementos de un humanismo radical, el reconocimiento del carácter humano de todos los seres humanos, es un pensamiento  de avanzada respecto de las grandes corrientes del pensamiento occidental del centro”.

-¿Cómo ve la situación actual? ¿Cómo se reescriben estos paradigmas, estos modelos?

-Estamos en un momento especialmente crítico del panorama internacional, donde lo que caracteriza es un crecimiento exponencial de la pobreza, de la desocupación y un crecimiento exponencial de una crisis ambiental. Estos elementos son altamente preocupante porque su confluencia tiende a ser catastrófica.

Estamos ante una crisis económica internacional,gracias a la hegemonía de las grandes corporaciones y bancos que en los últimos 25 años encabezaron el proceso llamado ‘globalización neoliberal’ cuyas consecuencias sociales y económicas han sido muy duras incluso en los países centrales, porque lo nuevo de esto es que históricamente  las sociedades centrales mantenían los estándares altos mientras los países periféricos eran los que estaban agobiados por la pobreza.

Pero ahora tenemos esta misma situación golpeando a Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España, etc., y donde además empieza a afectarlos en un efecto boomerang,  las guerras coloniales que fueron llevando. Pensemos que hasta la caída de las Torres Gemelas y durante 5 siglos, las sociedades centrales se enteraban de las guerras coloniales, porque morían soldados, oficiales o porque venían mutilados. Ahora por primera vez, están teniendo elefecto boomerang de las guerras que llevaron adelante.

Pensemos que hay 5 guerras en el mundo árabe y 7 guerras en el África negra, y el tema es entre otras cosas, según un informe de Unicef, es que en el mundo hay 250 millones de chicos menores de 18 años que están creciendo en condiciones de guerra, y se calcula que el 20 por ciento de ellos van a tener secuelas psicológicas graves, debido a las situaciones traumáticas de temor, de angustia, de muerte de los padres, de abusos, y otras situaciones atroces que han atravesado.

Esto quiere decir que vamos a tener 50 millones de “locos de la guerra” pero en el sentido literal, y que una de las características es la pulsión de muerte, esto es un desprecio por la propia vida y por la vida de los otros.

Ahí tenemos y se ha alimentado las bases sociales del Isis, de Al qaeda, de Boko Haram y de todos estos atentados que están teniendo las sociedades centrales que –reitero- por primera vez sufren el efecto boomerang de los atentados de estos ‘enfermos’ que ellos mismos han gestado, y al mismo tiempo una presión de migraciones desesperadas que son los refugiados.

¿Cómo se inscribe nuestro país y América en esta situación?

-Una de las cosas que en este mundo de la globalización neoliberal es que América Latina es una zona de paz. Y este es un factor altamente positivo.  El problema es que acá de alguna manera, desde la dictadura militar en adelante se rompen las bases del estado de bienestar. La Argentina era un estado de alta integración social; el sistema educativo público permitía esa integración social, en donde en un mismo curso estaban –y se hacían amigos- el hijo del profesional, del comerciante, del empresario y del servicio doméstico. Era un país donde había tan solo el 3 por ciento de desocupación y un 6 o 7 por ciento de pobreza.

Estos modelos que se han dado hasta la fecha, Llegamos a esta situación casi catastrófica actual en donde tenemos hasta un 32 por ciento de pobreza, un incremento de la desocupación, que no es solamente del 3 al 9 por ciento porque no se está midiendo a quienes no tienen trabajo pero no buscan trabajo y que no se consideran desocupados sino inactivos, pero que si sumamos inactivos en condiciones de trabajar más desocupados están  superando el 20 por ciento.

La clave es frenar este verdadero saqueo que se ha dado en la Argentina, cambiar los términos de un proyecto de país con mayor autonomía, poniendo límites a la impunidad de las grandes corporaciones y bancos. Esta nueva emancipación, es la emancipación de un dominio económico que en la Argentina han generado en los últimos 25 años un verdadero saqueo.

Y para eso basta con algunas cifras, y solo de algunos sectores: solamente por deuda externa se han pagado 450 mil millones de dólares; por haber perdido con las privatizaciones de YPF y gas del estado, se han perdido de la renta petrolera y gasífera unos 380 mil millones de dólares más; por haber destruido la flota mercante y naval, otros 150 mil millones más, todo esto en los últimos 30 o 40 años. Si sumamos nos da más de dos PBI en 30 años, y esto es un saqueo descomunal que ha sufrido la Argentina.

¿Esto significa que es necesario un pensamiento crítico, nuevos paradigmas, que nos permita pensar en un nuevo contrato social basado en nuevos valores?

-Exacto. Estamos frente a una revolución científico técnica que ahorra tiempo de trabajo humano, no personas. Si antes un producto necesitaba 80 horas de trabajo humano, y teníamos 10 personas trabajando 8 horas, y ahora necesitamos 40 horas para producirlo, tenemos dos opciones o nos quedamos con 5 personas trabajando 8 horas, o nos quedamos con 4 trabajando 10 horas –que es lo que están haciendo-, o nos quedamos con 10 trabando 4 horas; y este no es un problema económico, es un problema esencialmente político y de concepción, pero como tendencia dan dos modelos de sociedad totalmente distintos: un modelo de alta exclusión social  y crecimiento exponencial de la pobreza, y un modelo en el cual el trabajo necesario lleva una parte menor del día y esto permite el desarrollo de la creatividad, de la participación social, una sociedad de otras características; y esto es lo que se está discutiendo entre otras cuestiones.

Argumedo marca como problema fundamental que no se dé un debate político sobre el tema. “Por lo menos se ve en gran parte de la dirigencia política, que no está el debate político respecto hacia dónde va la Argentina en el marco de América Latina, dentro de las características de la crisis mundial, que es una crisis de civilización.

Esta lógica lleva a situaciones catastróficas, porque los modelos productivos por los cuales se ha optado en la Argentina, el famoso ‘transgénico’ con utilización de agrotóxicos, aun cuando se sabe que son cancerígenos y generan malformaciones,  y aun cuando a su vez la FAO ha dado un premio a una experiencia que demuestra que la producción orgánica de trigo solo rinde un 5 por ciento menos que los transgénicos, con un costo del 73 por ciento menor (porque no se necesitan pagar por las semillas y los agrotóxicos) y una ganancia del 50 por ciento más.

Es decir, estamos metidos en un esquema productivo, altamente depredador y con contaminantes que están produciendo un genocidio silencioso,  con una gran estafa de Monsanto y compañía”.

“La clave es romper desde el pensamiento crítico estas complicidades. Y dar cuenta de que hay posibilidades de un modelo alternativo, mucho más justo y de integración social y que es un debate que no está dado desde los ámbitos políticos”.

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