Uno de los santiagueños, Nelson Herrera, señaló que alcanzaron a trabajar “un mes justo”. Pero hace seis días que están “parados”. Durante ese lapso, la empresa contratista les traía 5 kilos de pan para que coman 30 personas. “Era un pedacito para cada uno. Hemos pasado hambre”, dijo Herrera. “Te dan pan y carne cruda si no te dan fuego, no te dan gas, nada para hacer. Si tomabas mate cocido, tenías que tomarlo solo sin pan. Te alcanzaba para la mañana y para la tarde no. Comíamos la comida sin pan”, agregó.
En cuanto al alojamiento, los contratistas les mostraron algunas fotos en Santiago donde aparecían casillas con capacidad para seis personas con televisor y ventilador. “Sin embargo nos han traído y tirado en un galpón donde dormíamos 60 o 70 personas. Dormíamos en cuchetas de a tres con colchones de aire. Los colchones se pinchaban y tenías que dormir en las tablas”, describió Herrera.
Otro de sus compañeros señaló que no tenían ventilación en los galpones. “Había que estar con 50º durmiendo. Para nosotros, que estamos acostumbrados al calor en Santiago, no es nada”, dijo uno de los jornaleros.
Respecto de la paga, Herrera señaló que les habían prometido $ 80 por día. “Y nos salen con $ 57”, indicó. Otro de los cosecheros -que prefirió no dar a conocer su nombre por temor a que el año que viene Blueberries no lo contrate- apodado “Taca” en cambio dijo que en Santiago les prometieron “$ 60 y pico por día”. Y por cada bandeja extra $ 4.
“Cuando vinimos al banco a cobrar nos salen con que nos van a descontar $ 50 diciendo que le habíamos hecho daño a un vehículo, que lo habíamos abollado y rayado, y que habíamos vendido mercadería para la cuadrilla para que comamos. No era así, era todo mentira. Supongo que era para sacarnos plata” dijo “Taca”. Si les sacan $ 50 a los 100 cosecheros, la suma da $ 5000. “Es muchísima plata para lo que ellos dicen que supuestamente se ha hecho pero no es nada verdad”, agregó.
Otro jornalero, que se identificó por su apodo “Calacala”, señaló que: “hemos sacado una cuenta de todo lo que nos han descontado y más o menos nos han quitado a toda la gente que estamos $ 10.000. Con eso se pueden comprar otro auto”. No obstante, los santiagueños prefirieron cobrar: “lo que nos quisieron pagar y nos venimos y estamos esperando a viajar”.
La higiene distaba mucho de ser la ideal. Uno de ellos filmó con su celular los baños donde se veían con nitidez cúmulos de residuos acumulados a los costados de los inodoros turcos. “Ahí también teníamos que bañarnos. Uno sin querer metió el pie en el agujero del desagüe y se lastimó todo”, señaló uno de los cosecheros. “Teníamos que lavar los platos: uno se bañaba donde lavábamos los platos a la par”, dijo Herrera.
En el lugar donde almorzaban –filmado en el celular- había tablones y bancos de madera protegidos por un nylon transparente. Según contaron, hace poco habían cubierto el “comedor” con una media sombra. “Donde nos sentábamos a comer había un tacho de residuos que ellos prometían sacar todos los días y los sacaban una vez a la semana pero salían con todos gusanos. Estábamos comiendo y los gusanos a la par”, dijo Herrera.
Desde las 10 de la mañana estaban enfrente a la plaza 25 de Mayo, sobre la plazoleta que antecede a la Catedral, donde estaba estacionado el colectivo que los iba a llevar de regreso a Loreto, distante 60 km. de la capital. Supuestamente deberían haberse ido esta mañana pero a las siete de la tarde no les habían liquidado lo que les debían. “Estábamos sin tomar nada y a las dos de la tarde nos traen un pedacito de pan con mortadela”, expresó.
“Taca” indicó que “tal vez muchas personas volverían por necesidad pero la mayoría…”. Aunque no completó la frase, no es difícil adivinar que pensaba. “En Santiago tenemos trabajo pero para mantenernos al día. Uno viene para afuera con las intenciones de hacer unas monedas para comprarse algo más pero nos sentimos ofendidos y estafados”, expresó.