Urdinarrain cumple 120 años

La Ley provincial de colonización, que declaró de utilidad pública la colonización de cinco mil hectáreas (2.500 para cada lado de las estaciones intermedias del Ferrocarril Central Entrerriano), fue un instrumento inspirador para construir comunidad.
Los campos floridos eran propiedad de Carlos M. Nolasco, y las primeras fracciones fueron lotes y chacras alrededor de la estación que llevaría el nombre de Urdinarrain.
El censo de 2001 registró ocho mil habitantes, pero se estima que en la actualidad son aproximadamente diez mil.
Un paisaje de llanura suave y alargadas ondulaciones domina la panorámica de esta tierra fecunda para la agricultura y que luego daría el sello inconfundible de la economía de esta región en torno al surco, la siembra y la cosecha. Si bien la ganadería, el tambo, la avicultura y la producción de miel son actividades que se destacan, el espíritu es netamente agricultor.
Junto con la actividad agropecuaria, Urdinarrain se ha destacado también por el impulso a la industria, especialmente la vinculada con la metalúrgica de maquinarias e implementos agrícolas, las cadenas de valor agregado en la industria alimenticia y los molinos harineros molinero, entre otras iniciativas.
En otro surco de esperanza, Urdinarrain también ha forjado una identidad vinculada con la educación y la cultura, cubriendo las necesidades de sus pobladores.
Manuel Antonio Urdinarrain –que había nacido en Concepción del Uruguay el 7 de junio de 1801 y falleció el 25 de julio de 1868-, fue ayudante del ejército de Francisco “Pancho” Ramírez, fue el hombre que participó en Cepeda, que formó parte en la Guerra con el Brasil, que tuvo un rol preponderante en la batalla de Caseros, que fue presidente de la Convención Constituyente Provincial de 1860 y legislador, fue por encima de todo eso un hombre que vinculó al ferrocarril y al telégrafo como herramientas de integración de los pueblos. Por eso estos campos floridos llevan su nombre: Urdinarrain.

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