Los elementos cortantes “fueron puestos a disposición de su señoría”, indicó Faure. Las dos “facas” fueron halladas tiradas en el baño.
En cuanto al asesinato, ayer la policía realizó las pericias antes de que el cuerpo fuese depositado en la morgue. Los resultados aún no están disponibles. Faure aseguró que el cuerpo de Rolando presentaba heridas de consideración en el pecho. Pero no quiso dar precisiones sobre el o los presuntos autores del hecho.
Algunos elementos utilizados para agredirse físicamente “son los que ellos usan para hacer manualidades en las celdas: pequeños barquitos y cosas que ellos hacen ahí”, agregó.
Consultado sobre la forma en que los internos construyen las armas blancas caseras, Faure dijo: “no se olviden que este es un sistema de cárcel abierta. Se les abre la celda desde las seis de la mañana hasta las once de la noche. Adentro tienen sus elementos personales, para higienizarse y demás. A veces le proveemos para afeitarse”, indicó.
En cuanto a los elementos que se modifican para convertirlos en “puntas” o “chuzas”, Faure aseguró que los extraen “hasta de una bombilla”. “Ellos la cortan el medio, le sacan filo y hacen un arma muy peligrosa”.
“También le damos secadores de goma, esos secadores de piso. Queman la goma y adentro tiene un nervio de hierro, a todo el largo del secador. Eso se lo afila en el piso. No es difícil sacarle filo, más para ellos que tienen tanto tiempo y demás. Les sirve todo lo que tenga punta”, explicó el alcalde.
Las armas caseras deben ser ocultadas. Generalmente no se guardan dentro de la celda sino que se esconden en varios lugares del penal. “Esta es una cárcel muy vieja, donde hay muchos lugares que están semidestruidos. Nadie los tiene en la celda porque los sanciono a los que lo tienen ahí. Los guardan en las ventanas, en los depósitos de agua del baño, dentro del inodoro mismo, en la cloaca, detrás de la pileta donde lavan la ropa”, indicó. “En una requisa, a veces no encontramos ninguno, a veces tres o cuatro, a veces más”.
“A veces en el piso. Levantan de a poco un mosaico, se rompe un poquito el contrapiso, se pone el arma, se pone el mosaico arriba y queda a la misma altura de los otros mosaicos”, añadió.
Mayo individualización del interno
Faure bregó por la construcción de mayores medidas de seguridad. “Esta cárcel quedó muy en el centro. Hay que levantar el muro dos metros, hay que construir más celdas. Así vamos a tener mayor individualización del interno. Hoy por hoy están muy juntos. Hay celdas donde hay 12 o 15 internos. No es fácil controlar”.
“Yo tengo permanentemente personal ahí adentro. Pero es un segundo. No es que ellos van a salir y van a ocasionar una pelea de mucho tiempo. Acá los baños son colectivos. Ahí adentro hay cinco duchas, se van bañando de a cinco, seis. Y ahí es donde se reúnen y pasan estos problemas”, aseguró
“Acá, por cuestiones familiares, vienen internos de otras unidades. A veces traen cuentas para ajustar de otros lados. A veces, es entre los internos de acá, nada más”, indicó el titular de la UP 3. En ocasiones, las visitas traen malas noticias y también generan consecuencias imprevisibles dentro de la penitenciaria.
Buena conducta
El interno, según Faure, estaba cumpliendo una condena de 9 años, de los cuales había cumplido tres años y seis meses. Había cometido un homicidio, al que se le había sumado un robo. “Andaba bien, aparentemente no tenía ningún problema frente al resto de la población penal”, agregó. “Su señora y su hijito venían a visitarlo”.
Faure aseguró que Rolando había reconocido adicción a las drogas. “Andaba bastante bien, ya había dejado esas pastillas que el psiquiatra le recetaba cada vez menos. Veníamos trabajando más o menos con el”, añadió.