El diputado Engelmann estimó que solo restan “30 o 40 días” para consensuar con la oposición

“Es ahora o nunca”, insistió el legislador justicialista, al evaluar que “si no se resuelve en 30 o 40 días, después la dinámica de los partidos por las elecciones de este año va alejando esa posibilidad y habría que esperar otra gestión de gobierno”.
“Esta es la última oportunidad, porque si no se logra alcanzar los consensos necesarios en los dos primeros años de gobierno, difícilmente se pueda hacerlo en los dos últimos”, consideró.
“Hay una decisión del justicialismo de procurar todo lo posible para que se pueda avanzar en este paquete de leyes”, remarcó Engelmann al aludir a las iniciativas que quedaron pendientes del año pasado y que se proponían desde el oficialismo como una paquete a aprobar junto a la reforma: el Régimen Jurídico Básico del Empleo Público, la modificación de la Ley 3.001 de Municipios, y la reforma electoral.
Con los tiempos de Engelmann, el congreso del radicalismo fijado para el 5 de marzo queda, con suerte, demasiado ajustado. Pero el diputado no pierde el optimismo: “Es auspicioso que el radicalismo lo esté considerando”, indicó.
Pero el presidente de la Cámara sigue creyendo que el cónclave partidario no es vinculante respecto de la suerte que corra la reforma, en virtud de que “todos los diputados están a favor, nadie está en contra de reformar la Constitución más vieja del país” y las diferencias surgen sólo “en aspectos de orden electoral”.

Barajar y dar de nuevo

En principio, el ingreso de un nuevo proyecto que declare la necesidad de la reforma constitucional facilitaría la posibilidad de un acuerdo con la oposición. Esto permitiría, por ejemplo, determinar qué tipo de reforma se quiere. Si es parcial, como la que todos están dispuestos a dar y como es también la que se aprobó en el Senado, se podría optar por definir un núcleo pétreo, una serie de temas inmodificables (como lo disponía el proyecto original del Ejecutivo) o, al revés, habilitar el tratamiento de determinados artículos (como lo modificaron los senadores) y, en definitiva, basar la negociación con las fuerzas de la oposición en las materias a reformar.
Engelmann informó que por el momento nadie en el oficialismo está trabajando en un nuevo proyecto de reforma constitucional que ingrese por Diputados. Pero marcó que el “criterio del justicialismo es de apertura para este tema y para el resto de los asuntos que componen el paquete legislativo”, de manera que “si hay que reformular algo, o si hay que presentar otro proyecto, se presentará”.
El ingreso de un proyecto por Diputados había sido planteado el año pasado como una variante por parte de radicales enrolados en la línea interna del Frente Social. Argumentaban, en su momento, que al convertirse en cámara de origen, Diputados tendría la última palabra para la sanción de la norma que declare la necesidad de la reforma. Y que esto era una verdadera garantía de consenso, por tratarse Diputados de la cámara donde —por disposición constitucional— tienen representación las minorías electorales. Además, la abrumadora mayoría oficialista del actual Senado no hacía más que reforzar esa argumentación.

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