
Los videoclubes, al igual que los cibercafés o las canchas de paddle, tuvieron su época de auge. A fines de los 80, principios de los 90, comenzaron a abrir por todos lados, impulsados por la necesidad de las familias de no depender de la programación televisiva para entretenerse. Adquirían una videocassetera y la posibilidad de pasar un momento entretenido o dramático a dependía de su pericia a la hora de elegir, basadas en recomendaciones de terceros o pura intuición.
No obstante, la tecnología llegó para cambiar todo. Las cintas de VHS (Video Home Sistem) fueron quedando de lado ante los DVD (Digital Versatile Disc) fundamentalmente y, en mucho menor medida, de los discos Blue Ray. Pero la piratería comenzó a ganar terreno. A precios módicos pero con calidad de imagen y sonido francamente desechables, los videos comenzaron a sentir el rigor de una competencia desigual.
El tiro de gracia llegó con las páginas de Internet que ofrecen películas y las plataformas como Netflix y Amazon. Los afiches con las novedades en las carteleras dejaron de deslumbrar y las alternativas, como la venta de golosinas o de videojuegos en el mismo local, no fueron suficiente para retener la clientela. Llegaba el momento de bajar la persiana definitivamente.
Pero no todos lo hicieron.
Cinema DVD
Facundo recordó que cuando llegaron las plataformas, comenzó el declive final para los videos. «Todo el mundo habla de Netflix pero hay varias», dijo. «Hace 15 años que estoy y te tenés que ir renovando, tenes que estar al día, esto es demandante: la gente te pide lo que sale hoy y lo que sale mañana», recalcó. También hay quienes solicitan películas más antiguas como Troya o Titanic.
A diferencia de otros rubros, que sufrieron con la pandemia a punto de cerrar sus puertas en casos extremos, los pocos videos existentes, cuando se habilitó la circulación para la población, hubo más demanda que nunca. «Mucha gente ya había consumido todo lo de las plataformas y recurría al clásico paseo en familia porque ya había nada más para hacer», remarcó.
El alquiler de una película es de $ 200 por día. Comparado con el con el cine, es mucho más económico. «Es lo más accesible y la idea es que circule» La pregunta que suele escuchar Facundo es recurrente ¿Podes vivir de un videoclub? «Yo te puedo asegurar que sí», indicó. “La temporada alta se extiende entre marzo y septiembre”, indicó. Después el calor ya invita a salir de la casa. «De a ratos la economía no es buena, pero con una buena economía se trabaja y bien», indicó. Trabaja de noche, «horario de pizzerías siempre digo», y si un día «no viene nadie, no significa que mañana tampoco vengan». A su favor juega que el local es propio y puede manejar ciertos costos.
«Tengo clientela que empezó cuando eran chicos y ahora vienen con familia o hay quienes son de nuestra generación que vienen con hijos a los que les quieren enseñar como era antes el sistema de mirar películas y no mediante la computadora o el celular», remarcó.
¿Qué significa estar renovándose permanentemente? Una de ellas es estar presente en las redes sociales, La otra es trabajar en actividades conexas como los ciclos de cine. «Hasta hace poco se venía dando un ciclo de cine en la biblioteca de la Cooperativa Eléctrica y ese ciclo de cine estaba armado por mí. En algún momento trabajé con la UTN y con la UNER», indicó. También colabora con los docentes interesados con proyectar alguna película con determinados contenidos. «De cualquier edad, desde inicial hasta universitario», recalcó.
Pero, además, Facundo está al tanto de todo. Con la aparición de las precuelas (Obra literaria o cinematográfica que cuenta hechos que preceden a los de otra obra ya existente), mirar una película sin saber que pasó antes (pasa mucho en las cintas de superhéroes) puede llegar a ser un tanto complejo. Para ello, el responsable del video recomienda que mirar antes para no perderse nada.
De hecho, a mediados de semana viajó a ‘Cinema Concept’ de Gualeguaychú para mirar el preestreno de “Black Panther: Wakanda For Ever”, una película que se va estrenar recién este fin de semana en el Odeón. “Ya vengo con el estreno fresco. Calculo que al mes o mes y medio me llega el DVD”. La inmediatez del estreno en DVD ayuda mucho. “Argentina 1985” hasta hace dos semanas era proyectada en el cine y hoy es una de las más demandadas en el Videoclub.

‘Son cosas que van quedando en el tiempo’
Walter es el propietario del video club ‘Amigo’. Se trata de un videoclub de barrio. Ubicado en calle Sarmiento al 400, no hay ningún cartel en el exterior que indique ahí se alquilan películas. No obstante, tras una ventana y una puerta enrejadas se observan los estantes donde están apilados los dvd’s. El comercio abrió aproximadamente hace una década.
Tras un escritorio de madera y una pantalla de acrílico, Walter atiende gentilmente a sus clientes. Y admite que el rubro ya es un tanto nostálgico a la que acude gente de más de 35 o 40 años que hace varios años elegía los fines de semana ir al cine o al videoclub. Pero, como en un sinnúmero de actividades, la tecnología terminó asfixiando a los videos. “Netflix, los celulares y todo eso comenzaron a reemplazar a los videos”, se sinceró.
No obstante, aún quedan quienes sienten el “gustito de antigüedad” de aquellas familias que terminaban de cenar y se sentaban en el sillón para ver una buena película. O aquellos padres que deciden alquilar dibujos animados para los más chicos. Por esas personas aún perduran algunos videos.
Sin embargo, Walter sabe que es un rubro que no sabe cuánto le queda de vida. “La tecnología avanza cada vez más. Por eso se aprovecha este momento. Esto puede durar un tiempo más, nada más”, indicó. “Es como las librerías o las relojerías. Los libros los podés leer por Internet. Y con las relojerías pasa lo mismo: la gente tiene la hora en el celular y ya no compra relojes, solo compran los que hacen deportes”.
No obstante, no todos los clientes son cuarentones nostálgicos. Hay chicos que acuden, acompañados por sus padres, que son atraídos por la posibilidad de alquilar lo que quieran mientras que Netflix les ofrece películas que “no son tan nuevas” sino pertenecen a esa productora. “Y con el cine estamos a la par: estrena el cine y a las dos o tres semanas estamos nosotros”, indicó. Cabe acotar que, además, una familia de cuatro personas que acuda al cine debe desembolsar más de $ 2.000. Mientras que alquilar una película cuesta $ 100.

Informe: Guillermo Coduri