La fiesta de la citricultura, en esta ciudad encierra su fetiche, una vez al año se anuncia con bombos y platillos esta fiesta, la ciudad toda la espera, se gastan sumas de dinero siderales y concurren muchos Concordienses, hace unos años atrás, un ex fiscal, con intenciones de referente político, músico de esta ciudad compuso una canción en honor a su idealización de lo que sería un trabajador de la citricultura.
Pero esta fiesta, sin dudas oculta un sistema de explotación, cuántos trabajadores son excluidos del sistema, cuántos trabajadores quedan fuera de la economía regional, cuantos concordienses ganan apenas 2500 pesos por día trabajando en las quintas cítricas de la región y son parte de las estadísticas que demuestran que Concordia es una de las ciudades más desiguales del país, cuántos trabajadores ni siquiera pueden concurrir a la fiesta debido a que no tienen para pagar el colectivo para poder asistir.
Más allá de las luces de la fiesta es necesario visualizar esta situación de explotación en la que está inserta nuestra sociedad local, una Concordia que sangra por la herida de la desigualdad, tal vez luego sea demasiado tarde.
J.W.C