Según pudo averiguar Ámbito, la propuesta del equipo económico encabezado por Sergio Massa fue la de ampliar el porcentaje de las ventas de soja que pueden convertirse al valor del dólar ahorro. Actualmente la ecuación es que el 30% se puede tomar como posición en dólar ahorro y el 70% restante, si el productor lo solicita, se puede poner en una cuenta que ajusta en relación al tipo de cambio oficial, un mecanismo que en la práctica podría cubrir al sector ante una eventual devaluación. En este marco, lo que estuvo en la mesa de negociaciones fue la posibilidad de llevar ese guarismo a un 50/50. Algo que fue descartado de plano por los técnicos de la Mesa de Enlace, que reclaman una mejora en el tipo de cambio o, más precisamente, una reducción fuerte de retenciones. Destacan también que el mecanismo ofrecido está repleto de «burocracia» para el productor agropecuario que, además, no podría comprar dólar MEP por 90 días corridos de realizar esta operatoria.
De cualquier manera el acuerdo buscado por la secretaria de Agricultura todavía no llegó y la palabra final será del ministro de Economía, Sergio Massa. En rigor de la verdad, los u$s 5.000 millones que el campo, la minería y la pesca iban a adelantar entre agosto y septiembre por el momento también brillan por su ausencia, mientras los productores se sientan sobre unas 21 millones de toneladas de soja valuadas en alrededor de u$s11.000 millones.
De no despejarse el panorama en septiembre podría haber todavía menos ventas por parte de los productores. A pesar de que se inicia la pre campaña de soja, es decir, la compra de insumos, en el sector explican que solo venderá el que necesita financiarse, el resto aguardará a que se acomode el panorama económico.
Mientas tanto, la estadística oficial respecto a las exportaciones de granos y subproductos hasta julio pasado hablan a las claras de lo que hoy está sucediendo. Es que los envíos no se frenaron por la menor comercialización de soja, sino que cayeron fuerte las exportaciones con valor agregado y derivadas de la molienda como lo son el aceite, harina y expeller de soja.
Más concretamente, en el acumulado a julio se enviaron al exterior un total de poco más de 39,4 millones de toneladas de granos, lo que marca un incremento del 13% respecto al mismo período del año anterior cuando se exportaron 34,3 millones de toneladas. En la vereda de enfrente los envíos de subproductos fueron de 17,7 millones de toneladas, es decir 9% menos que hasta julio del año pasado cuando se habían exportado 19,5 millones de toneladas. En tanto, en el rubro aceites el retroceso es aún mayor ya que marca una caída del 28% ya que hasta julio pasado se enviaron al exterior 3,3 millones de toneladas, versus 4,6% del año anterior.
La primarización en los envíos de la agroindustria confiere una mala noticia para la economía local porque mientras la industria de la molienda opera con alta capacidad ociosa, también sucede lo mismo con las oportunidades de generación de empleo y derrame de agregado de valor del sector. Además, mientras Argentina pierde posición en rubros en donde es líder, ganan terreno competidores directos como Estados Unidos. Un escenario complejo que puede complicar la economía, aún más, en el corto plazo.