Cuando las ordenanzas son letra muerta: perros potencialmente peligrosos

El tema comienza a ser preocupante teniendo en cuenta lo sucedido en otras provincias. En marzo de este año,en Realicó, provincia de La Pampa, una mujer paseaba por la calle junto a su caniche cuando un pitbull que andaba suelto se abalanzó violentamente sobre su mascota. Cuando esta intentó separarlos el perro comenzó a morderla.

La señora de 87 años corrió hasta el interior de su casa pero el perro la siguió hasta allí también. Terminó con mordeduras, quebraduras y desgarros. Una vez en el hospital, los médicos tuvieron que amputarle una pierna y, tras dos días de internación, finalmente falleció.

En Wilde, localidad ubicada en el conurbano bonaerense, el 19 de abril de 2021,  Claudio Gómez, diseñador gráfico y técnico de aires acondicionados, fue sorprendido por tres canes de raza Fila Brasilero. En este contexto, el hombre de 51 años fue mordido por los tres animales, a tal punto que perdió uno de sus brazos, quedó con poca movilidad en otro y resultó con una herida permanente en una de sus piernas, situación que le impide caminar.  En junio de este año, el juez del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 del Departamento Judicial Avellaneda-Lanús, Martín Pizzolo, sentenció a seis años y seis meses de prisión de cumplimiento efectivo al dueño de los tres perros.

A mediados de este mes, un niño de 5 años fue atacado por un perro pitbull y tuvo que ser derivado de urgencia al Hospital Materno infantil de Paraná. El hecho ocurrió a la altura de las calles Acebal y El Resero, del barrio San Agustín del departamento Paraná. El menor junto a sus padres descendían de su vehículo frente a la propiedad ubicada en la calle Acebal 684 cuando el animal, que estaba en compañía del hijo del dueño en un descuido se escapó para abalanzarse sobre el pequeño mordiéndole en la cara y causándole un herida de consideración.

En 2010, se sancionó una ordenanza que establece que se consideran perros potencialmente peligrosos: a aquellos cualquiera sea su raza cruzamiento o mestizaje que a juicio de la autoridad muestre comportamiento agresivo o inestable, animales con antecedentes de ataque y que sean denunciados en forma fehaciente por vecinos,  animales con antecedentes por rasguños o mordeduras y ejemplares de las razas puras o puros por cruza, Bullmastiff, Doberman, Dogo argentino, Dogo de Burdeos, Fila brasilero, Mastín napolitano, Pit Bull, de presa canario, Rottweiler, Staffordshire, Tosa Japonés y Ovejero Alemán.

Los tenedores de perros potenciales peligrosos deberán solicitar al Municipio de la ciudad de Concordia un permiso por la tenencia de este tipo de canes. “El incumplimiento de esta prescripción se considerará como falta grave”, se sostiene. Y en el artículo  4º de la ordenanza se señala que “la presencia de perros considerados peligrosos en lugares y espacios públicos exigirá que los mismos vayan dotados de collar, correa o cadena y bozal proporcionales en cuanto a su tamaño y resistencia de la configuración física del perro”,

En tanto, el artículo 6º remarca que “cualquier incumplimiento de las normativas anteriores serán sancionadas por la municipalidad con multas proporcionales a la gravedad de los hechos cometidos, sin perjuicio de remitirse las actuaciones al juzgado competente en caso que los hechos constituyan prima facie, una falta contravencional o delito penal”.

Controles y contradicciones

El 7 de julio pasado, la concejal Elizabeth Redolfi (Juntos por el Cambio) presentó una minuta de comunicación donde reclamaba la aplicacion de la ordenanza mencionada. En la nota se hacia eco de los ataques acontecidos en la vía pública de perros considerados peligrosos.  «El espíritu de la normativa es prevenir hechos dañosos, especialmente el cuidado de la integridad física de niños, jovenes y adultos evitando el ataque de los perros», se indica. «Es necesario que los funcionarios municipales cumplan con el control y la prevención haciendo los operativos que correspondan», se manifiesta.

«La ordenanza está totalmente vigente y se han ido sucediendo hechos de magnitud, lesiones graves, en la vía pública. Me parece que necesitamos el cumplimiento lo más rápido posible para evitar y prevenir», indicó Redolfi.

No obstante, en la sesión la concejal Lía Solís (Frente de Todos) sostuvo que la ordenanza «estigmatiza» ya que no existen las razas potencialmente peligrosas sino que su carácter depende de como se cría al animal, en referencia al «cuidado, la atención y el cariño» dispensado al perro. Y se opuso en soledad a la aprobación de una  minuta que reclama que se controle una ordenanza sancionada por el mismo cuerpo que ella integra hace 12 años. 

‘El gran ausente es el Estado municipal’

Horacio  Froy, presidente de la ONG Conciencia Animal, fue tajante al señalar que la ordenanza no se respeta. Y los encargados de hacer cumplir la norma (‘A los fines de control se contará con la colaboración del Departamento Inspección General, Dirección de Saneamiento Ambiental y la Dirección de Tránsito’  se señaló en la ordenanza) tampoco realizan labor alguna.

Froy indicó además que la ordenanza no fue reglamentada. En consecuencia, el castigo al infractor no está definido. «Depende en gran medida de la decisión del Juzgado de Faltas que no se compromete demasiado tampoco», remarcó.

«El gran ausente es el Estado municipal, a través del Ejecutivo. Durante años hemos trabajado para que se implementen estas ordenanzas y cuando se logran  no le ponen el suficiente énfasis para aplicarla. Queda como letra muerta», indicó.

El responsable de la ONG animalista destacó que se mantienen en contacto con varios concejales para que se sancione una ordenanza que impida la proliferación de criaderos de perros sin ningún control. «Es un negocio legal que debe cumplir con  determinados requisitos que por ahí no se están cumpliendo», indicó. «Cualquiera puede tener una pareja de la raza que se te ocurra y venderlo sin ningún tipo de garantías, sin vacunas ni control sanitario ni veterinario, a través de un aviso clasificado con un número de celular», ejemplificó.

Más adelante, indicó que hay quienes aseguran que el problema es que no hay concientización respecto de la tenencia de esa clase de animales. Y si bien es cierto que algo de razón hay en esa argumentación, se necesita que alguien controle al igual que existen policías en la calle para detener delincuentes o inspectores de tránsito para sancionar a los infractores. «No podemos esperar la buena voluntad de quien está infringiendo una ley. No puedo pretender que quien anda a contramano en pleno centro vaya a Tránsito y diga ‘mire hágame la multa porque anduve a contramano'», indicó.

«Los castigos, mientras más onerosos en la parte monetaria son, más efecto producen», explicó. Pero la realidad es que «los órganos que deben trabajar en eso no ponen todas las ganas que deberían poner para controlar. Esto es así».

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