REINAS

Una docente me hizo ver que ese acto cotidiano está ya impregnado de mensajes simbólicos. De producción de subjetividades. Más allá de la formalidad de los discursos, este rito hetero-normativo (que no une a todos los alumnos en la “formación”) define opciones,  reduce género e identidad sexual a varones y mujeres, y niega la diversidad.

El Director habla luego a los alumnos. Es invierno y el patio parece una pista de hielo en el que algunos se sacuden para conjurar el frío, otros bostezan, pero todos escuchan. Felicita a una alumna que ganó las Olimpíadas matemáticas. En otro concurso inter-escolar  que no alcanzo a escuchar bien, los representantes del colegio no llegaron a la final. Los felicitó de todos modos, porque, dijo,  “lo importante es competir”. No sé si cometió un lapsus. Si su intención era decir que lo valioso es participar.

Empecé a pensar cuántos hechos cotidianos e institucionales están tramados, en el ámbito educativo, por la competencia: Las mejores calificaciones, la bandera Argentina y la de Entre Ríos, reyes y reinas, las  Carrozas y muchísimos otros. La mayoría de estos hechos se fundan en una lógica competitiva. Aún más, provienen de tradiciones que son reproducidas, la más de las veces, acríticamente. Sin interrogantes ni cuestionamientos.

Por eso me llamó la atención una noticia divulgada por el diario Página 12. “En una escuela votaron para no elegir una reina” reza (1). “Alumnes de un colegio salteño se oponen a la competencia”. Es la Escuela Técnica Nikola Tesla de General Güemes, cuyos alumnos votaron por no realizar la tradicional elección de la Reina. Decidieron no someter a sus compañeras a ese certamen, ya que consideraron que es contradictorio con lo que aprendieron en talleres de E.S.I (Educación sexual integral). La decisión fue producto de la asamblea estudiantil que contaba con delegados de cada curso. Sobre todo las adolescentes tomaron la palabra durante el debate y afirmaron que “no querían ser juzgadas y expuestas a lo que puedan decir de sus físicos”. Lo consideraron contrario a sus aprendizajes sobre autoestima y género. Dijeron que en esa actividad competitiva “tomamos a nuestras compañeras como un producto para ver y donde las premiamos de acuerdo al estereotipo de belleza impuesto”.  Optaron por una fiesta en la que promueven una muestra de talentos y la elección del mejor compañero. Consideraron que es una elección que conlleva “una estigmatización a las mujeres, de  una manera donde deben competir para ver quién es la más linda”, con toda la estigmatización y discriminación que implica.

Lo más importante de la decisión, es que resulta de un proceso en el que los chicos interrogaron una tradición establecida, la cuestionaron,  reflexionaron, debatieron y decidieron democráticamente. Interpelaron la realidad, “los hechos”, definidos como algo dado y produjeron un acto trascendente,  libre y subjetivante. Transformador de  sujeciones y dominios acríticos. De aquello  “decidido “de antemano por los hábitos, las usanzas y las costumbres.

Un antecedente similar  se había dado en Catamarca en el año 2019. En ese caso, más abrupto, sorpresivo  y contundente. En el acto de coronación de reinas, el jurado, conformado por alumnxs de 6to año decidió truncar el final del  certamen tradicional, minutos antes de la decisión, al coronar  por igual a todas las participantes, generando la perplejidad de todxs. El objetivo fue marcar su postura crítica frente a este tipo de certámenes que “generan competencia”, establecen estereotipos de belleza irreales y provocan infinidad de inseguridades entre las adolescentes. “Aprendamos a amarnos por lo que somos, a no dejar que nadie nos haga creer que somos insuficientes en algo. Decirle no a cosas que nos hacen daño es un acto heroico de amor propio. Siendo así elegimos que esta noche y siempre reina somos todas”, dijo en ese momento, emocionada,  la alumna  Sofía Lizabe del Colegio Pía Didoménico. (2)

El tiempo en el que los estudiantes se encuentran entre sí, con una enorme vitalidad, con un nivel de participación, creatividad y toma de iniciativa extraordinaria en el período de sus festejos, respecto a la pasividad y el aburrimiento que propone el sistema, es una instancia que pone en juego símbolos y valores decisivos en el proceso educativo.

Estos rituales y tradiciones vividos con una alegría maravillosa por quienes transita la primavera de la vida, no son ideológicamente neutros. Suelen poner  en pugna aquellos valores que construyen  subjetividad en  una sociedad determinada.

La afirmación del individualismo, la competencia, la exaltación del éxito, entran en tensión con valores cooperativos y empáticos que son básicos en la constitución de sujetos comprometidos con su comunidad. Interrogar e interpelar los supuestos que sostienen los ritos tradicionales de las fiestas de los estudiantes es un acto de responsabilidad de toda la comunidad. En eso, con su frescura, vivacidad y rebeldía, los jóvenes, como lo demuestran salteños y catamarqueños,  siguen tomando  la delantera.

 

1)“En una escuela votaron para no elegir una reina” Página 12

2)“Reinas somos todas”, la reacción de estudiantes en un certamen de belleza”. Página 12

 

(*) Psicólogo MP 243

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