El 2022 transcurrirá con la posibilidad de un acuerdo con el FMI, que lleva la certeza que nunca hay buenos acuerdos con ese auditor de acreedores, con las luchas que se desarrollarán para mejorar significativamente la distribución del ingreso, con la probabilidad cierta de que la economía siga creciendo, continuando la convivencia con el COVID, que cuando parece camino a su derrota, siempre origina una nueva cepa, para mantenernos alertas y preocupados. Al respecto no hay magia posible: solo la vacuna y ser cuidadoso con uno mismo y por lo tanto solidario con el prójimo.
Con ese panorama, el saludo lleva la fuerza del optimismo de la voluntad y el escepticismo de la inteligencia
Es necesario que más temprano que tarde los caídos de un sistema extremadamente injusto y desigual sean incluidos. Para eso no hay laboratorio ni vacuna, sino política. No será un regalo. Será obtenido con lucha.
En el momento de alzar las copas, no puede faltar el recuerdo a tantos compatriotas muertos por la pandemia y el agradecimiento a los integrantes de todo el sistema sanitario. A los científicos, a las vacunas y al gobierno que termina el año habiendo adquirido cien millones de vacunas, con la mas importante campaña de vacunación de la historia.
En América Latina hay auroras que aparecen y otras que prometen acompañarnos, haciendo cierto la frase que Shakespeare puso en boca de uno de sus protagonistas: “La oscuridad más profunda es la que precede al amanecer”
Brindemos entonces porque ese futuro llegará, porque lo imposible solo tarda un poco más, por encima de los contratiempos e incertidumbres, de los tiempos difíciles que nos esperan.