Corrado dejó en claro que los reclamos se basan en los establecido en el convenio colectivo de trabajo. “Venimos tratando muchos temas con la Cooperativa desde hace mucho tiempo. Este Consejo es relativamente nuevo, se renovó una parte del Consejo en noviembre de 2019, y el diálogo con el Consejo es bueno, no ha dejado de ser bueno. Pero tampoco hemos arribado a las soluciones que esperábamos”, indicó Corrado.
El tema más ríspido es el avance de las empresas contratistas dentro de la Cooperativa. “Han ganado muchísimo terreno”, admite Corrado. “Un montón de puestos que antes eran convencionados hoy han pasado a las contratistas”, señaló. Corrado dijo que no estaban en contra del trabajo de los empleados de las contratistas. Pero, a su vez, dejó en claro que solo el personal de la Cooperativa, bajo el convenio colectivo de trabajo de Luz y Fuerza, tiene como función trabajar en redes de energía de media y baja tensión.
“Las empresas contratistas trabajan con tensión y no debería ser así. Están habilitada sólo para hacer montajes y zanjeos”, dijo. Por ejemplo, cuando se monta una subestación y se coloca un transformador, las contratistas pueden llevar adelante esa tarea. Pero la colocación y conexión del transformador y el trabajo en la red, una vez habilitado cuando circula energía eléctrica, solo les corresponde a los trabajadores de la Cooperativa. “Esto no se viene cumpliendo no solo ahora sino desde hace muchísimos años”, dijo.
Corrado recordó que cuando ingreso, hace 30 años, a la Cooperativa Eléctrica, las tareas asignadas a las contratistas eran esporádicas. Por ejemplo, asistir al restablecimiento de la energía en zonas afectadas cuando sobrevenía un temporal, siempre y cuando los empleados de la CEC no diesen abasto. Había dos o tres empresas en ese momento. “No sé cuántas empresas debe haber hoy pero sí sé que son muchas y el personal que trabaja es mucho también”, dijo.
El gremialista dijo que hace tres décadas había 200 empleados en la CEC. Hoy son 178 (incluyendo el sector técnico-manual, las oficinas y el sector administrativo) pero Concordia ha crecido enormemente. Por ende: “deberíamos ser tal vez 250 o 300 empleados”, calculó. “Estamos en la mitad de lo que debería ser la planta”, indicó.
Más adelante, Corrado concluyó que la decisión de contratar empresas se debe a la reducción de los costos y las cargas sociales que se deben pagar a los empleados incluidos en el convenio: son más caros que los de las contratistas. No obstante, dijo que el empleado promedio en la Cooperativa, alrededor del 60 %, gana en promedio $ 50.000. “Tampoco crean que ganan fortunas los empleados de la CEC. Son sueldos que gana cualquier empleado en cualquier trabajo normal”, indicó.
No obstante, dijo que el trabajo de un empleado de la CEC es más peligroso que muchos oficios dado que trabajan con energía eléctrica. “Sabemos lo que es trabajar con energía”, dijo. Y los hechos lo demuestran: en los últimos años se produjeron tres decesos de personal que estaba trabajando manipulando líneas con tensión eléctrica. Corrado señaló que en todos los casos se produjeron en las empresas contratistas. “Esto habla de la necesidad de tener mano de obra calificada. Quiero dejar en claro que no estamos en contra de las contratistas: son hermanos trabajadores que necesitan llevar el pan a la mesa como nosotros”, dijo.
La lista de los reclamos continua: empleados que han fallecido pero sus hijos no pueden ingresar en la empresa. Corrado recordó que existe un acuerdo con el gremio a nivel nacional que establece que un puesto de trabajo, cuyo titular fallece o se jubila, debe ser reemplazado por un familiar. “Eso no se está cumpliendo tampoco”, indicó.
Respecto de la seguridad, señaló que los tableristas deben manipular media tensión que equivalen a 33.000 voltios. Para ello, deben tener guantes especiales de uso personal que deben ser sometidos a exámenes periódicamente en la UTN. “No se hacen los exámenes; hay un juego de guantes para siete trabajadores cuando debería ser uno para cada trabajador”, dijo.
Tambien citó el caso de los tomaestados que son quienes salen a caminar toda la ciudad anotando las lecturas de los medidores. “Salen con los borcegos con puntas de acero que son pesadísimos. Vienen unas zapatillas especiales que son para los tomaestados pero no se las están entregando”, dijo. Además, sostuvo que tienen demoras en la entrega de la ropa. “La ropa que deberían haber entregado en marzo, recién ahora en agosto la entregaron”, dijo.
Corrado dijo que la CEC ha cumplido con muchas de las exigencias que han planteado pero hay muchas otras que no se terminan de cumplir. “Aclaro que no estamos reclamando plata o que nos paguen más. Son condiciones de trabajo. Nada más”, dijo.
“Las medidas de fuerza no son buenas ni para el trabajador ni para la empresa. A nosotros nos afecta porque tenemos compañeros que, si estamos en medidas de fuerza, pierden la posibilidad de hacer una hora extra que suman un peso más para las familias”, indicó. De la misma forma, señaló que quienes están en categorías inferiores pierden la posibilidad de realizar un reemplazo de una categoría superior para así “poder cobrar un peso más”. Además, se perjudica la empresa que no puede recaudar y los usuarios que no reciben el servicio que necesitan.
No obstante, no descartan una medida de acción directa si no son convocados a una mesa de diálogo. “Sino tendremos que ir a una medida de acción directa”, indicó. “La ultima medida grande que tuvimos fue en 2017. Somos partidarios del dialogo y esperamos poder lograr la solución del problema a través del diálogo. Pero si tenemos que ir a una medida de fuerza, no tenemos dudas y estamos dispuestos a hacerlo”, recalcó.