«Supuestamente la temporada arranca el mes que viene pero yo no puedo abrir el hotel con 35 empleados y sólo cinco habitaciones en funcionamiento. Es imposible. Con lo que ya debo por el crédito que pedí cuando empezó esto y los gastos que tengo sólo por abrir, entro en quiebra a los 5 días. Realmente no sé qué vamos a hacer. Estamos fundidos», fueron las palabras de uno de los propietarios del Hotel Salto Grande, Maximiliano Masut, a este medio en el mes de noviembre último dando a conocer así el estado terminal de uno de los hoteles más pintorescos, representativos y añosos de la ciudad. Apenas un mes después, y tras 8 meses de cierre por la pandemia, el mismo día que se inauguraba la temporada de verano, el directorio del Hotel Salto Grande anunció el cierre definitivo a través de un comunicado oficial enviado a este medio y fundamentó la decisión en «la imposibilidad de seguir desarrollando la actividad comercial en el contexto de la Pandemia por el COVID 19.»
En la página oficial del martillero José Giorgio se anuncia el remate para el domingo 31 de enero a las 9.30 de la mañana, con capacidad de público limitado que deberá previamente registrarse al número 4224878. La exhibición de las piezas de la subasta se hará únicamente el sábado 30 durante todo el día.
Entre el mobiliario, elementos de gastronomía y eventos que pertenecen al hotel se destacan 50 camas y colchones de 1 y 2 plazas, ropa de cama, varias camas cuchetas, 50 T.V. funcionando, 40 escritorios con sillas, 60 mesitas de luz, un importante lote de sillas tapizadas, juegos de mesas y sillas para eventos, 15 tablones con caballetes y elementos de gastronomía como vajilla, hornos pizzeros, freezer, heladeras, adornos, mesas y accesorios cafetería.
Con más de 50 años de trabajo ininterrumpidos y miles de turistas y celebridades de todo el mundo que allí se alojaron, el Hotel Salto Grande de Concordia soportó varias crisis en su larga historia (el “invierno” de Martinez de Hoz, la hiperinflación alfonsinista, las recesión menemista, el corralito, las devaluaciones y cuasimonedas de principio de siglo y los mega tarifazos de hace sólo unos años atrás), pero la pandemia de coronavirus fue la definitiva por el receso de 9 meses sin actividad, el cúmulo de deudas contraídas por la falta de ingresos y una infraestructura en mal estado ‘imposible de reparar’ según sus dueños.
En consecuencia, más de 35 empleados quedaron en la calle y la institución se une a la larga lista de comercios que cesaron sus actividades y perdieron la batalla ante el COVID-19.