El 11 de agosto de 2019 se anunciaba lo inevitable: Macri y su gobierno de CEOs dejaría el poder político y las riendas del Estado. Ninguna campaña, ni discurso altisonante, lleno de ensueños, ni amenazas de hecatombes económicas podría torcer ya la voluntad del pueblo argentino que, tras cuatro años de padecimientos y de ver cómo su calidad de vida retrocedía día tras día, mandaba a través de las urnas un mensaje contundente de despedida. La fórmula del Frente de Todos que incluía al kirchnerismo, al PJ y otras representaciones políticas del llamado campo popular se imponía por paliza en casi todo el país: 47% de los votos contra el 32% de Macri. Roberto Lavagna, ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, fue tercero con un ocho por ciento
Incluso el veredicto del mercado fue claro para Macri y lo único que se procuró fue que “el presidente actúe como gobernante y garantice la gobernabilidad hasta fin del año… El país necesita que el presidente actúe como presidente, y no como un candidato», publicó el Financial Times el lunes posterior a los resultados en las PASO.
Pero eso no fue todo, en esas elecciones Macri perdió ante Alberto Fernández en varios lugares claves del voto rural, como en las ciudades agrícolas de Junín y Chacabuco o en zonas de cría vacuna como Tapalqué y Rauch; y, en las que Cambiemos mantuvo su predominio electoral, cedió muchos votos posibilitando achicar los márgenes al candidato del Frente de Todos.
Los resultados deberían haber actuado como una lluvia fría sobre las ambiciones políticas de Macri, pero lejos de eso, en una conferencia de prensa, prometió defenderse y culpó de la caída del mercado a los votantes y los sometió a otra terrible devaluación del peso ante la divisa extranjera.
De todas maneras la suerte estaba echada y así como nunca antes hubo un gobierno que se presentara a una reelección y la perdiera, tampoco hubo un candidato que pudiera descontar 15 puntos en el transcurso de una elección primaria a una elección general.
La propia gestión de Macri fue la mejor campaña para la oposición
La derrota contundente era inimaginable desde el relato oficialista, incluso hubo sectores de la oposición que se vieron sorprendidos. Sin embargo, los números hablaban por sí mismos y la realidad palpable y sufriente se impuso a la realidad pregonada desde los medios afines.
Los 4 años de gestión Macrista dejaron la inflación más alta de los últimos 28 años. Desde 1991 la Argentina no tenía una inflación del 50 por ciento. También la tasa de desocupación más alta desde 2006. El valor del dólar fue de 9 pesos en 2015 a 63 pesos. El PBI de 2019 resultó el más bajo de la última década. Se cerraron 20 mil empresas en 4 años. 4229 eran empresas industriales. 23 de las 24 ramas de la industria bajaron su actividad en 2018 respecto de 2015. La pobreza en los valores más altos desde 2008. El PBI per cápita más bajo desde 2009. La indigencia más alta desde los valores de 2008. El empleo industrial en 2019 con los mismos valores de 2009. Un PBI industrial que cayó en el primer semestre de 2019 un 12.9 % comparado con el mismo trimestre de 2015. En esos 4 años se perdieron en la industria 141 mil puestos de empleo privado registrado. Hay que recordar también las tasas altas de imposible acceso al financiamiento. Inversiones que nunca llegaron, a pese a la «lluvia» esperada. Tarifazos que golpearon transversalmente a la clase media, a las clases populares y a muchas empresas, que no pudieron resistir los incrementos de luz, gas y agua. Además el país vio crecer su deuda en casi el 89 por ciento del PBI y en default virtual bajo el título ocurrente de “reperfilamiento”.