Lo que sucedió el viernes pasado fue que se juntaron muchas personas sin tarjeta con los que cobraban por ventanilla, según el cronograma. Pero, simultáneamente, asistió mucha gente a cobrar que no estaba dentro del cronograma. Algunos incluso teniendo tarjeta de debito. En las cajas decidían pagarles igual dado que hicieron la fila y esperaron mucho tiempo. E incluso otros que se enteraron de que abría el banco y fueron por otros trámites.
¿Por qué hay jubilados sin tarjeta? Juan Carlos Navarro, secretario general de La Bancaria, filial Paraná, explicó que, cada vez que se da un alta de una cuenta bancaria – o se pierden o se deterioran- tanto en el Bersa como en el Nación, se envía la tarjeta por correo al domicilio del titular. Por eso, hay gente que tiene la tarjeta pero dice que no la tiene para cobrar por caja o gente que no la recibió porque “el domicilio no era el correcto o no estaba bien señalizado el domicilio y el correo no la vio”. Además, en determinados barrios de algunas localidades, el correo no se anima a entrar.
Por ello, las tarjetas vuelven al banco. Allí quedan retenidas hasta que las reclaman. Pero muchas veces no las retira nadie y quedan allí indefinidamente. “Cuando la persona a va a cobrar, ahí se las tendrían que entregar. Pero a veces se paga y no la dan. Únicamente la dan por ahí cuando la persona dice ‘está la tarjeta mía acá’”, indicó Navarro.
Además, en el banco, aseguraron que otro de los factores es que se juntaron demasiados tramos de los cronogramas en sólo tres días, cuando en realidad suelen pagarse en un plazo que ronda entre 15 y 20 días.
Y en muchos bancos se trabajaba a “media máquina” dado que muchos empleados que tienen más de 60 años no concurren a trabajar porque son personas de riesgo. Y otros empleados no podían porque tienen a cargo sus hijos dado que no van a la escuela. En consecuencia, tenían que pedir voluntarios para poder prestar la mejor atención posible. La otra posibilidad era ampliar el número de sucursales para el cobro. Pero solo en Paraná el Bersa puede repartir la carga entre varias bocas de atención. En Concordia solo hay dos sucursales y en muchas ciudades una sola.
Lo que sucedió el viernes no se volvió a repetir. A pesar de ello, el cronograma se terminó ese día y quedó un remanente muy escaso de gente que no fue a cobrar. El fin de semana fueron muy pocos –en algunas ciudades chicas no fue nadie- y hoy la asistencia es muy tranquila. En la sucursal de calle La Rioja, en Paraná, se cortó la calle y se colocaron sillas para distancias a las personas. Además en la capital provincial aseguraron que hoy amaneció con mucho viento y creen que mucha gente mayor no se va a ir a exponer haciendo fila a la intemperie.
¿Por qué los jubilados prefieren ir al banco y no al cajero automático? En el banco aseguran que es parte de su idiosincrasia de los adultos mayores. Forma parte del paseo del fin de semana: ir al almacén y al banco. Muchas veces entablan amistad con los cajeros, van a saludarlos e incluso les llevan alfajores.
En tanto, en el Centro de Jubilados de calle La Rioja, el presidente explicó que muchas personas se resisten a los cambios. Pero cuando comprenden las facilidades que otorga el sistema, lo incorporan. Verón dijo que hace cuatro años comenzaron las capacitaciones en el Centro y trajeron empleados del banco para que expliquen las ventajas de la tarjeta de debito. El resultado fue que la amplia mayoría de los afiliados y concurrentes decidió adoptar el sistema. Verón precisó que sólo el 2 o 3 % de los afiliados sigue siendo remiso a usar el plástico porque son “muy viejitos” y son los más resistentes a los cambios, o por “capricho”.
No obstante, Verón destaco que todos los afiliados al Centro son jubilados ferroviarios –Verón fue empleado activo de los ferrocarriles durante 42 años-, telepostales o de las fuerzas armadas. En consecuencia, al tener mayor grado de instrucción se les facilita la comprensión del uso de la tarjeta en comparación con otros pasivos como un peón rural.
Pero el titular del Centro también destacó otro dato: hasta no hace mucho el tope de extracción en los cajeros era de $ 4.000 por día. Un jubilado ferroviario que cobra $ 26.000 mensuales debía ir siete veces al cajero. Y hace poco tiempo se elevó el límite a $ 20.000 por día.
Indignación opositora
Por otra parte, el diputado provincial (UCR) Eduardo Solari sostuvo que fue” indignante y escandaloso lo sucedido en los bancos en Paraná y otras ciudades de todo el país. El maltrato y la humillación a la que fueron sometidos miles de adultos mayores se podría haber resuelto con adecuada previsión y una actuación responsable y planificada por parte de la ANSES, el Banco Central y las entidades bancarias».
«Las largas colas vistas a lo largo del día tiran por la borda los esfuerzos realizados durante el aislamiento obligatorio y ponen en peligro lo logrado hasta acá. ¿No pudieron preverse medidas sanitarias mínimas?» se preguntó el legislador radical. «Y particularmente en Entre Ríos, una vez más nos encontramos con la desidia e irresponsabilidad de parte de las autoridades del Nuevo BERSA que, pese a ser el agente financiero de la provincia, no han podido contemplar ninguna alternativa en estos días para evitar que los abuelos debieran agolparse en sus puertas”.
No obstante, fuentes del Bersa explicaron que, desde el inicio de la cuarentena, hicieron campañas de comunicación para que los clientes se queden en casa y operen a través de los canales electrónicos. Además recalcaron que con la tarjeta de débito pueden comprar o asistir a los cajeros automáticos en horarios de menor afluencia, incluso solicitando ayuda a sus familiares. O, incluso, pueden sacar efectivo de las estaciones de servicio o de los grandes supermercados.
Incluso, pensando en quienes no tienen tarjeta de débito, desde el banco, en estas dos semanas en que estuvieron cerrados, se pensó en un esquema que contempla la descarga de un formulario desde la pagina web que contiene 10 preguntas. Una vez completado, el beneficiario lo envía y a través de un e mail, el banco le remite un código de ocho dígitos. Con ese código y el DNI, pueden extraer hasta $ 8.000 por día de los cajeros.
Un sistema un tanto complejo para un jubilado cuando, en muchos casos, no tiene ni siquiera correo electrónico.
Autor: Guillermo Coduri