La negociación con Unión Europea no reconoce en ningún tramo el concepto de asimetría entre las partes, según los especialistas que integran la Red Observar, un think tank conformado por el Centro de Economía Política y el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior. El acuerdo consolida una especialización productiva en donde nuestro país se enfocaría en funcionar como un proveedor internacional de materias primas, mientras que los industriales del Viejo Continente esperan que se les facilite el acceso en la Argentina de sus productos. Grobocopatel fue de los primeros en celebrar el acuerdo y afirmar que las empresas que desaparecen será porque no son competitivas.
Lo mismo había dicho, en otras palabras, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, quien aseguró que había empresas que cierran pero también otras que nacen, lo que daría una creación neta. “Lo que pasa es que están sumando como nuevas unidades productivas a microemprendimientos de software o servicios, que en muchos casos son dos o tres personas. Pero no podés comparar el cierre de una plana de Zanella con un microemprendedor trabaja con una computadora desde la casa”, aseguró Aguilar. “Grobocopatel habla de un sector que en el mundo ya es competitivo, mientras que una pyme en el país tiene que decidir si invierte con una tasa de interés de más del 60 por ciento anual. Y nos hablan de igual de condiciones”, agregó el directivo de la Cgera.
Entre las principales ramas productivas actualmente en riesgo, sin contar el efecto de una mayor apertura comercial en el marco de un acuerdo interbloques, es calzado, marroquinería, textil, metalmecánico y bienes de capital. “Un acuerdo a este nivel es importante para el país, pero no en las condiciones en que está hoy la Argentina. En la situación actual del país sólo puede beneficiarse el agro, porque se le amplía el mercado, pero no el sector industrial, que no puede competir contra los empresarios europeos”, afirmó a PáginaI12 Daniel Rosato, titular de Industriales Pymes Argentinos (IPA). Según comentó, desde esta y otras cámaras están analizando la posibilidad de hacer una presentación formal ante el Congreso para rechazar una negociación en las condiciones en las cuales está planteado hasta el momento. “Nos quieren comparar en términos de competencia, pero en Europa la tasa de interés a la cual se financian las empresa es cero. No tienen la inflación que tenemos en la Argentina y no nos sacan el 10 por ciento en impuestos para poder exportar -en referencia a la retención fija que amplió el Gobierno a industria y servicios-ni les quitaron reintegros. Se necesita un cambio muy importante para ponernos en igualdad de condiciones antes. Si hoy cerraron más de 1500 industrias pymes y se perdieron 180.000 puestos de trabajo, con un acuerdo tal como está planteado estos guarismos se van a duplicar”, agregó Rosato.
Alejandro Bartalini, dueño de Metalcron, proveedor de bombas para la industria del petróleo y afines coincide en señalar la difícil situación del sector manufacturero. “En el rubro metalúrgico están subsistiendo las empresas ligadas al sector energético (petrolero) y la agroindustria. Pero el resto está baja, principalmente la vinculada a la línea blanca, por falta de consumo y de crédito, y el metalmecánico, por el desplome en la fabricación de vehículos”, explicó a PáginaI12 Bartalini. También el sector de bienes de capital está contra las cuerdas, dado el congelamiento de la inversión en maquinaria de las pymes y al aumento de las importaciones, incluso de bienes de capital usados. “No tenemos desacuerdo sobre una mayor relación bilateral, pero no pueden pretender que juguemos con un equipo de primera C del país con el Barcelona de Europa. Para competir se necesitan pautas claras y seguridad jurídica. Si no, que me venga a decir Grobocopatel cuánto van a valer los servicios de luz, gas y agua el año que viene. Si sólo quiere un país para plantar soja entonces nos tenemos que ir los 44 millones de argentinos”, concluyó Bartalini.