Según relató Querencio, el niño sintió primero el ardor un su extremidad izquierda y fue un compañero suyo quien vio la sangre en su brazo e informó a la directora del lugar. Ésta de inmediato deriva al menor al Hospital Felipe Heras y pone al tanto de lo sucedido al personal de la Comisaria Cuarta quienes logran secuestrar de la escena el guardapolvos del niño con un pequeño orificio rodeado de sangre y un plomo deformado de lo que sería en principio un revolver calibre 22. “Se trata de un arma que tiene un alcance bastante pronunciado que puede llegar hasta los 1000 metros”, explicó el jefe de policía. “Lo extraño es que no se escuchó ningún estampido cerca ni nada que llame la atención”, agregó.
En tanto, el nene se encuentra internado en el Hospital Felipe Heras fuera de peligro ya que afortunadamente sólo se trató de un roce y el caso continúa en etapa de investigación, con conocimiento de la fiscalía de turno y la intervención del perito balístico de la División Criminalística
