El homenaje corresponde a cuatro estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación que fueron secuestradas, desaparecidas y asesinadas: Ana María Carolina Araujo, Elsa Díaz, Mabel Fontana y Alicia Ramírez. Con este acto, se pretende además aportar a la construcción de la identidad de una casa de estudios que fue la primera en ser intervenida en 1974, escenario de luchas y movilizaciones, de desapariciones, de expulsados, de exilios y retornos. En este sentido, la institución guarda los cuatro legajos de estas estudiantes y se obsequiará a los familiares su historia académica registrada, como parte de la reconstrucción de sus historias de vida.
Por su parte, el programa Baldosas por la Memoria adquiere las características de los agrupamientos colectivos del lugar donde se emplazan las baldosas, recordatorios que muchas veces son realizados por los propios vecinos y militantes, y surge como la necesidad de marcar el paso que los militantes desaparecidos hicieron por los distintos establecimientos, lugares, casas, trabajos.
Desde el programa convocan a la ceremonia de colocación a familiares, amigos y quien quiera participar para aportar a su recuerdo y homenaje.
