El año que puede marcar el inicio del final de la tracción a sangre

El responsable de la ONG dijo que este año comenzó a realizarse la tarea más importante que consiste en registrar a los propietarios de los carros en un censo tendiente a buscar una ocupación para el futuro, cuando dejen de utilizar el carro y requiera de otro sustento para mantener a su familia.  “El municipio lo ha tomado como un compromiso, si bien el avance no ha sido notorio como para que se conozca y se comente mucho, el censo está iniciado”, dijo.

Más adelante, Froy indicó que el primer paso es que las familias se involucren activamente en el censo y se convenzan de que no se van a ver perjudicados. “Es una forma de encontrar una solución para que puedan ser incluidos en planes sociales, puedan tener una jubilación llegado el momento, una prestación de salud mediante algunas prestadoras que les garanticen en caso de enfermedad, tener una asistencia, medicamentos y médicos. Que los chicos dejen de estar arriba de un carro y vayan aprendiendo otra cosa que no sea manejar un caballo”, dijo.

Asimismo, dijo que la idea no es “simplemente subsidiar a alguien” sin ninguna contraprestación a cambio sino que consiste en recibir una ayuda económica a camino de realizar algún emprendimiento sponsoreados por empresas u ONG`s. “Son como una especie de becas para que los integrantes de las familias vayan adquiriendo conocimientos de posibilidades de trabajo concreto que reemplace la actividad como la de los carros para que no sigan dependiendo toda la vida de eso”, sostuvo.

En 2017 se observaron imágenes lamentables como la de dos equinos arrastrando a otro que estaba muerto en una calle de la zona sur. Froy sumó otra postal frecuente de la pobreza que ya no sorprende a nadie: madres, en algunos casos embarazadas, y chicos de corta edad con las riendas. “Son personas que no están de ninguna manera contenidas ni en su salud, ni en su economía”, indicó.

 

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