Cada vez más jóvenes llegan al Centenario con intoxicación etílica

Entre los signos más visibles de esta patología se enumeran, además, del notorio aliento que huele como alcohol; la pérdida de la conciencia o convulsiones; pupilas dilatadas; latidos cardíacos rápidos y respiración lenta; falta de equilibrio o habilidad para permanecer parado; náuseas y vómitos y un habla incoherente o en elevado volumen.

En otras personas, se producen rápidos cambios de sus comportamientos pasando de sentirse feliz a estar repentinamente enojados o tristes e incluso puede actuar de manera violenta.

Tras la intoxicación etílica se suele ejercer también una conducta sexual arriesgada, es decir, sin protección o con varias personas puede llevar a una enfermedad de transmisión sexual y el estado vulnerable expone al joven al acceso a sustancias psicotrópicas o drogas.

El Jefe de Residentes del Hospital Centenario indicó que “durante el examen médico a los adolescentes se le hacen preguntas sobre sus signos y el uso del alcohol; la cantidad, frecuencia y el tipo de bebida que bebió. Así tratamos de discernir cómo se siente y se suelen pedir muestras de laboratorio”.

Ortolano sostiene que “al estar alcoholizado es más factible violar las leyes y ponerse a sí mismo u otras personas en peligro, por lo general, al conducir en estado de ebriedad por la pérdida de la lucidez psicomotriz”.-

 

 

 

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