EN COMUN
En el caso de Argentina, los cambios ya se comenzaron a ver : salarios más bajos, despidos, achicamiento del mercado interno, persecución política a opositores y endeudamiento. En Brasil el presidente golpista ya anunció una enmienda que “congelará por 20 años el gasto público”, o sea, obligará a millones de pobres a conformarse con nada. En EE.UU. y si Trump cumple sus promesas, chicanos, negros, latinos e inmigrantes serán los primeros en sufrir las consecuencias.
Lo curioso, es que la mayoría de los votantes de estos personajes son o serán sus víctimas. ¿y entonces, como entenderlo?, lo más sencillo sería apelar a lo políticamente correcto, poner el acento en los errores cometidos por cada una de estas administraciones. No estaríamos equivocados pero sería engañoso. No habría una razón lógica para explicar que votan a un Trump que promete borrar el sistema de salud que quiso instalar Barack Obama ; o a Macri que los deja sin trabajo ; o no hacer nada para que Temer gobierne sacando el plan familia.
Lo que explica esa “necesidad de cambio” estúpido, es que lo otro en común que tienen todos estos votantes es que viven en países donde grupos mediáticos tan potentes como la Cadena Fox ; el multimedios Clarín o la Red O´ Globo junto a sus periodistas se encargaron de meterse en sus cabecitas y convencerlos de odiar, odiar profundamente, odiar al punto de no importar si ese sentimiento los llevaba a castigarse a sí mismos con tal de destruir al odiado. Raro odio ese de odiar al que te ayudó.
EN EE.UU.
Obama fue brutalmente vapuleado por la Cadena Fox, entre otras. La razón principal del zarandeo fueron sus mejores políticas, no las peores. Entre ellas el sistema de salud que pretendía lograr un derecho casi imposible en ese país, el de acceder a la cura aunque no tengas dinero.
Glenn Beck, la gran estrella de la cadena de televisión Fox News, apareció con un bate de béisbol y mostró el episodio de la película Los Intocables en la que el protagonista, Robert de Niro, (Al Capone), le destrozaba la cabeza a uno de sus rivales. Al Capone era Obama y el de la cabeza destrozada el pueblo norteamericano. Con esa brutalidad se (des) informaba.
Presentaban a Obama y su gobierno como “el Chicago de los años veinte, que gobierna hoy en Washington”.
EN ARGENTINA
Nada que envidiarle a los de aquí que aseguraban que Néstor Kirchner no había fallecido y que no estaba dentro del cajón, que era una puesta en escena ; o a Cristina en “El Goce” o asegurando que se había comprado un millón de dólares en joyas ; o aterrizando en las Islas Seychelles para dejar allí los millones de dólares robados al pueblo argentino. CFK como autora del asesinato de un fiscal que la había denunciado o la ruta del dinero K que estaban primero en paraísos fiscales, luego en bóvedas y/o enterrados en campos.
Montajes todos que se repetían día a día e iban provocando odio, asco, repugnancia y unas ganas cada vez mayor de deshacerse de “esos chorros que se robaron todo”.
Todo ese odio desembocó en Macri un empresario denunciado por delitos de la más variada naturaleza, desde contrabando, hasta evasión, pasando por espionaje. A toda esa caterva de sus votantes, brutos, ignorantes y sobretodo perezosos e incapaces de intentar ahondar un poquito más en la información que recibía, les está haciendo saber cuánto deberán pagar por su ignorancia y escasa ciudadanía.
De los inescrupulosos no vamos a hablar ya se sabe. Quién con buen tino puede creer que dueños de grandes corporaciones mediáticas conseguida con pistola en mano iban a estar interesados en promover la honestidad y la transparencia. Hay que ser o muy ignorante o canalla para pensar que esa gente y sus asalariados nos estaban ayudando a pensar en nuestro porvenir.
EN BRASIL
En Brasil utilizaron también la corrupción para desalojar del poder a un gobierno que con aciertos y errores había sacado del hambre a 20 millones de desheredados.
Pero el punto es que también allí fueron generando un odio que se iba macerando con los años. El odio que llevó a millones de hombres y mujeres que en vez de agradecer al gobierno que los sacó de la pobreza extrema o los puso en un lugar social impensado, repetían como loros el odio contra sus favorecedores, Lula y Dilma.
Tampoco a ellos se les ocurrió acudir en ayuda del gobierno que les había devuelto la dignidad, no, al contrario, mostraron uno de los peores costados humanos, el de los desagradecidos.
LA ALIANZA ENTRE LA ESTUPIDEZ HUMANA Y LOS INESCRUPULOSOS NOS LLEVAN AL ABISMO
Con quienes querían congraciarse todos esos imbéciles que prefirieron a sus verdugos históricos antes de defender a quienes los hicieron sentir iguales, capaces de logros sencillos pero inéditos como tener un buen trabajo, poder mandar a sus hijos a la universidad y ver que se transforman en la primera generación de doctores, ingenieros o licenciados en sus familias.
De que manual sacaron que eso es algo normal en una sociedad capitalista del Siglo XXI, donde lo que prima son las hambrunas, los exilios, las guerras y el olvido para aquellos que nacieron en la familia equivocada.
No se en que terminará Trump, si cumplirá o no con sus horribles promesas de campaña, pero si así fuera, no puedo pensar bien o disculpar a obreros y amas de casa, comerciantes o cuenta propistas que con sus votos hicieron posible el espectacular retroceso. Lo pienso así porque ese votante de allá y de aquí, solo pensó en ese odio binario, ese odio que no puede ser de ningún modo representativo de alguien que cree en la democracia y en una humanidad más justa.
La humanidad tiene la obligación de defenderse de esas corporaciones mediáticas que le llenan la cabeza de porquerías a los pueblos, pero, para ello no podemos justificar la pereza de los ignorantes brutales que dicen querer algo mejor y votan a tipos que son violentos, discriminadores empobrecedores de pueblos, ladrones con ínfulas de empresarios exitosos o mentirosos seriales que a cada rato te afirman cosas que desmienten con sus actos.
Los odios destruyen sociedades no las construyen y si de esos odios participa una gran mayoría, por la razón que sea, algo hay que hacer con eso, no sabría decir qué, pero lo peor es no reconocer el problema.