Así, el sindicalismo tradicional dio por superado el trance del veto presidencial a la ley antidespidos y se sacudió el compromiso implícito de responder a esa decisión con alguna acción gremial. De haber una medida, lo más inmediato sería la concreción de la protesta anunciada por los aliados de Moyano, que se especula podría ser la segunda quincena de junio. Por lo demás, en las otras centrales le confiaron a este diario que recién en julio o más cerca del congreso de reunificación de la CGT, pautado para el 22 de agosto, podrá haber algún tipo de manifestación pero sólo si se daña más el vínculo con el Ejecutivo.
Los debates de ayer se concentraron en dos escenarios: la central de Moyano reunió su Consejo Directivo en Azopardo, y luego, desde las 17.30, hubo un encuentro en la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) de la "mesa chica" de unidad con referentes de esa CGT, la de Antonio Caló y la "Azul y Blanca" de Luis Barrionuevo.
Entre los temas a considerar, los dirigentes estaban más interesados en dar pasos hacia la fusión de la central obrera que en disponer protestas. En UPCN pautaron la formación de una comisión para la revisión de padrones de los gremios de modo tal de resolver el número de congresales que elegirán la futura conducción, unipersonal o colegiada. Y entre otros puntos se acordó concretar el congreso sólo con la participación de sindicatos con personería gremial y marginar a los que cuentan con "simple inscripción".
La "mesa chica" contó con la participación de Moyano, Caló, Andrés Rodríguez (anfitrión), Armando Cavalieri (Comercio), Héctor Daer (Sanidad), Abel Frutos (panaderos), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Omar Maturano (maquinistas, La Fraternidad), Mario Calegari (Unión Tranviarios Automotor), Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Juan Carlos Schmid (portuarios). El camionero, Frutos y Schmid expusieron los resultados del Consejo Directivo que habían desarrollado horas antes en Azopardo: dejar resuelta una "jornada de protesta con ollas populares en plazas de todo el país" para protestar por "la situación de pobreza y los despidos".
Cerca de Moyano explicaron que su CGT se reservará la opción de disponer esa protesta cuando considere más conveniente, con o sin el aval de las otras centrales. En las otras dos organizaciones dieron a entender que preferirán mantener negociaciones con el Gobierno sin ir al choque al menos hasta más cerca de la fecha de reunificación.
Otro ítem abordado ayer en UPCN fue el anuncio previsto para hoy del Gobierno sobre los juicios de los jubilados. Aunque en general avalaron la decisión de pagar las sentencias e incluso las demandas en trámite, los gremialistas rechazaron el uso con ese fin del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que según dijeron debería utilizarse como reserva para los futuros retirados y no para liquidar juicios.
El siguiente paso será el viernes que viene, con la reunión del Comité Central Confederal de la CGT, que establecerá el temario del congreso del 22 de agosto. Aunque ayer no se debatió sobre nombres para la futura conducción, hubo consenso acerca de la necesidad de apuntar a un solo secretario general, y sólo en caso de controversia explorar una jefatura múltiple, como sucedió en 2004 con un triunvirato.
Hoy, Schmid será reelecto al frente de la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT), un sello estratégico que nuclea a servicios públicos como los colectivos (UTA), los trenes (La Fraternidad) y aeronáuticos y que aspira a tallar con nombres propios en la discusión por la nueva CGT. De hecho, el líder de la UTA, Roberto Fernández, propondrá en el sello nominar a Schmid (hombre de confianza de Moyano) también para la central obrera, mientras desde otros sectores de la CATT y de la CGT alientan una fórmula de unidad con Daer (en representación de los "gordos" de los grandes gremios de servicios) y Pablo Moyano, hijo de Hugo y su número dos en el sindicato de choferes.